Están desorientados, suscitan desconfianza... y se extinguen.

Que no soy yo quien les mato. Se suicidan ellos. Yo sólo lo cuento.

El médico que diagnostica el cáncer de un enfermo no es el malo de la película. Simplemente dice lo que ocurre. Y si el enfermo se empeñó en contraer la enfermedad y además se niega a las terapias que lo podrían curar es absurdo que culpe de sus males a quien le ha dicho que está enfermo. Cosa que por otra parte no sería necesario ni decirla pues el rostro demacrado, la falta de fuerzas y el penoso aspecto general lo ponen de manifiesto a todo el mundo.

Lo que digo vale para todas las órdenes y congregaciones religiosas, masculinas y femeninas, salvo contadísimas excepciones. Al menos en el primer mundo. Se "aggiornaron" y hoy ven que se mueren. Ya es imposible sostener la gran mentira que nos contaron durante treinta años. No existe aquella primavera. Casi todas sus casas son un geriátrico. Y cada día se cierra en España alguna de ellas. Si hiciera una llamada a los lectores para que comunicaran de cuantas casas de religiosos y religiosas tienen noticia de que han cerrado en estos últimos tiempos el resultado sería como para echar a los superiores que han conseguido tales éxitos. El Consejo de Administración de la Caja de Castilla-La Mancha unos genios de las finanzas al lado de superiores generales, provinciales y demás patulea que llevó a la ruina a los religiosos.

Y esto irá en aumento porque hoy son menos y más viejos que ayer y más y más jóvenes que mañana. Han fracasado. Se han suicidado. Ya no pueden ocultarlo. Lo único que se niegan a hacer es dejar de caminar por esa senda que lleva al precipicio a los pocos que quedan. Antes muertos que reconocer que se han equivocado. Pues allá ellos. Tal y como están la Iglesia no pierde, gana, con su desaparición.

Ya sé que os duele mucho que os canten las verdades. Pero verdades son. Que no se desmienten con matar al mensajero. Y lo de que están desorientados y suscitan desconfianza son ellos quienes lo dicen. Mío es sólo lo de que se extinguen. Y también es verdad.
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