Un desconocido amigo me pregunta si tengo noticias de una monja en Cataluña que pulula por diversos ámbitos. Las tenía. Y hace algún tiempo le dediqué un mal soneto. Que ahora reproduzco.
A una monja, creo que dominica, cuyo nombre resulta de algún verso
¡Caray, Caram! ¡Caramba! ¡Qué monjita!
Venida del Estero o de la Pampa.
Mejor que al claustro, hubieras ido a Tampa,
que allí la santidad no está prescrita.
Tu empeño de una Iglesia liberada
de dogmas y de ritos y pamplinas,
no hacen de ti Teresas, Catalinas,
más bien una desdicha equivocada.
Una monja no es lider sindical
de propuestas sin tino ni mesura.
Por esos andurriales vas muy mal.
Si no sabes que hacer, ante el sagrario,
encuentra a Aquel que tu amistad procura.
Y no salgas, tontita, del armario.