La noticia de hoy está en Sevilla.
Un coadjutor no es un auxiliar. El primero tiene asegurada la sucesión. Y, en este caso, está a la vista. Incluso podría ocurrir en medio año. Todos saben quien va a mandar, y en un plazo inmediato, en Sevilla. Si alguno le plantara cara lo iba a llevar claro. Y eso disuade mucho.
Roma ha querido dejar eso clarísimo. El mañana está en Don Juan José. Y ese mañana ya se toca. El nombramiento de un coadjutor tiene mucho sentido si se prevé una sucesión complicada. No era el caso de Sevilla. En agosto de este año, en el 2010, o en el 2011, se acepta la renuncia de Fray Carlos Amigo, se nombra un sucesor y no habría el menor problema. No ha sido ese el motivo que ha producido tan llamativo nombramiento. Tampoco la enfermedad o la pérdida de facultades del cardenal. El arzobispo de Sevilla goza de excelente salud. No se le ve en peor estado que el cardenal de Madrid o el de Barcelona y mucho mejor que el recientísimo emérito de Valencia. Por todo ello se ha interpretado por no pocos el nombramiento como una desautorización romana del pontificado de Fray Carlos.
El nombramiento de un coadjutor es insólito en España. Yo recuerdo cuatro en medio siglo. Seguro que Don Antonio Lasierra nos citará alguno más. Pero sobran dedos de las dos manos para contarlos. Curiosamente dos de esos cinco ocurrieron en Sevilla.
El primero en el tiempo fue una abierta desautorización al cardenal Segura. Que éste recibió muy mal. El segundo ha tenido como protagonista a monseñor Amigo.
Los otros coadjutores que recuerdo son Fernando Sebastián en Granada y Noguer en Huelva. Pintorescos. Los coayudados no querían coadjutor y se encargaron de hacérselo saber a quien les llegaba. Y a todo el mundo.
La archidiócesis de Sevilla no está bien. El CET es una vergüenza, el seminario está en muchas bocas, las costumbres de parte del clero tampoco parecen no ya modélicas sino ni siquiera de recibo, las nulidades matrimoniales un escándalo... ¿Ha sido todo ello lo que ha impuesto un coadjutor? No falta quien lo asegure.
Don Juan José es persona prudente y rehuye protagonismos. Pero tiene carácter y convicciones. Es meridiano que lo suyo no es lo que hay. La secularización interna que acaba de denunciar en recientísimas declaraciones, ¿es un aviso a navegantes? Teniendo en cuenta que no suele dar puntada sin hilo yo aseguraría que sí. Y más si tenemos en cuenta que Sevilla es una de las diócesis más secularizadas internamente de España. Aunque no se viera mucho porque la gran talla de su cardenal acaparaba las miradas.
No estoy seguro que el coadjutor sea una figura acertada. Fray Carlos tiene ciertamente una gran personalidad y le va a ser muy difícil aguarla. Por muchas instrucciones que haya recibido, si las recibió, y por las que traiga el coadjutor. Que seguro que las hay aunque las desconozcamos. La ventaja es que queda poco tiempo para el choque de trenes. Si se produjeran varios alcances supongo que le aceptarían al cardenal la renuncia nada más presentarla. Con lo que bien no quedaría.
Y hay otra cosa que también debemos mencionar. Lo peor de la Iglesia sevillana está muy procupado con la nueva situación. Y lo mejor, muy esperanzado.
Pues que la Virgen de los Reyes mire hoy con especial amor a ese pueblo que la venera y al arzobispo que hoy les llega. La archidiócesis de Sevilla necesita esa mirada amorosa de la Virgen. Y Don Juan José Asenjo también.