Los obispos catalanes y el Estatuto

Penosa declaración. No les gusta nada pero no se atreven a decirlo. Apuntan las más clamorosas divergencias con la doctrina católica pero sin atreverse a manifestarse, a pesar de ello, en contra del mismo.

Están preocupados pero el miedo les puede. Tal vez estén convencidos de que ya no les sigue nadie y no quieren empeñarse en una batalla que creen perdida. Pero esa batalla perdida va a ser trágica para ellos. No voy a decir que para la Iglesia catalana que apenas existe.

La Iglesia católica no va a encontrar el menor respaldo en la nueva situación política. Todos los empeños de Jubany, Pont, Deig, Camprodón, Martí Alanis, Masnou, Soler, Guix, Carrera... han sido una tremenda equivocación. La Cataluña por la que piaban va a tener de católica lo que el Papa de musulmán. Nada. ¡Vaya éxito!

Yo podría concluir estas líneas diciendo: Ahí me las den todas. O aquello de tú lo quisiste, fraile mostén, tu lo quisiste, tú te lo ten. Pero no puedo. Porque siento el inmenso dolor de que una tierra de santos se haya paganizado. A los grandes, aunque no únicos, responsables de esa tragedia ya los he nombrado.
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