El odio a los judíos.
Hay hechos incontrovertibles. Son verdad histórica y además son verdad de fe. Lo siento mucho pero es así. Y entiéndaseme el lo siento mucho. Yo personalmente no lo siento nada. Creo que se me entiende.
El pueblo judío fue el elegido por Dios para revelarse y encarnarse. Cristo es judío. Judía fue su Santísima Madre la Virgen María y su padre putativo el glorioso San José. Judío Abraham, nuestro padre en la fe. Como lo fueron Isaac, Jacob, Job, Lot, los Profetas, David, Moisés, los Macabeos... Judíos fueron Joaquín y Ana, Isabel, Juan el Bautista, el más grande de entre los nacidos de mujer. Judío fue Pedro, sobre quien Cristo fundó la Iglesia. Y Pablo. Nuestro patrón Santiago, los Apóstoles, la Magdalena, Lázaro, Marta y María, Nicodemo, José de Arimatea, la Verónica... Como para que un católico odie a ese pueblo. El pueblo verdaderamente elegido por Dios.
Cierto que es también pueblo de dura cerviz y que cuando Él vino a los suyos, los suyos no le recibieron. Y le crucificaron. Pero también aquí hay que huir de los literalismos. Porque muchos no le crucificaron. Y le recibieron. Y nos lo entregaron a los pueblos gentiles. El Espíritu Santo vino en el Cenáculo sobre unos judíos. Y entre judíos Jesús ascendió a los cielos.
Creo que ante tanto amor de Dios a un pueblo, pese a sus olvidos y traiciones, es absurdo que con lo único que nos quedemos sea con lo de que caiga la Sangre de Cristo sobre ellos y sus hijos. Que para algunos parece es la única verdad de Dios.
Unos judíos reclamaron y consiguieron la muerte de Cristo. Y eso ha pesado mucho sobre los católicos. Hasta en el arte. No hay más que ver la cara de los sayones. Y evidentemente su dura cerviz ha impedido que hasta el momento muchos no hayan reconocido en un hombre de su raza al Hijo de Dios. Pero eso es todo. Nada más. Nadie culpa hoy a los italianos de las persecuciones del Imperio. Ni odian a los musulmanes ni a los budistas por no reconocer al Dios verdadero.
Ha habido conversiones sonadas. Alguna en los altares como Edith Stein. Alfonso de Ratisbona, Bergson, el cardenal Lustiger... Judíos fueron personas que constituyen una vergüenza de la humanidad. Pero también hubo católicos que no les han ido a la zaga. Y supongo que muchísimos hebreos habrán sido personas decentes, honradas, generosas...
Un loco, como Hitler, se propuso exterminarlos. Por unas absurdas ideas racistas completamente ajenas a la religión de Cristo. Y como se mezclaron otras muchas circunstancias se ha producido en algunas mentes una extraña confusión que llega hasta nuestros días. Hitler luchó contra el comunismo soviético, aunque al principio hubiera pactado con él, y apoyó a la España nacional. Entre los dirigentes bolcheviques había no pocos judíos, aunque la mayoría de ellos fueran después exterminados. Marx tenía sangre judía aunque no practicara como tal. La estética nazi atraía a algunos. Un escrito falso como los Protocolos de los Sabios de Sion convenció a algunos incautos. La intríseca perversión del nazismo y su anticatolicismo militante y pagano no llegó al conocimiento de muchos y su derrota hizo que, afortunadamente, no se pudiera llegar a la totalidad de lo que pretendían. Etc.
Todo ello, mezclado, hace que no falten hoy quienes, consciente o inconscientemente, sientan filias nazis y fobias judías. Que les llevan a negar un hecho archiprobado. La matanza de judíos donde dominó la cruz gamada. Repito que no sé si fueron cuatro, cinco o seis millones. Fueren los que fueren, una barbaridad. Injustificable, indefendible, impresentable. Creo en cambio que no debía perseguirse penalmente a quien la niegue. Así como uno puede decir que Dios no existe también podría negar el holocausto. Aunque esté equivocado. Y la realidad le desmienta.
Vienen luego hechos actuales que introducen todavía más variantes en la ceremonia de la confusión. Los niños palestinos muertos por las bombas israelitas, el terrorismo de Hamas matando a pacíficos ciudadanos, manifestaciones y contramanifestaciones en favor de unos u otros, legítimas defensas, reacciones desproporcionadas, terrorismo también en los fundadores del Estado israelí, etc., etc.
Y luego la imprudencia de Williamson metiéndose en un charco al que nadie le llamaba, ajeno a sus saberes y, sobre todo, a su ministerio. Él mismo se ha dado cuenta de lo desafortunado de sus declaraciones y las ha lamentado. Pero insisto en que la Shoah se defiende por la historia y no por la fe. El catolicismo no incluye entre sus artículos de fe la proclamación de la Shoah.
Yo no voy a borrar a los escasos negadores del exterminio judío por los nazis. Aunque piense que fue atroz y esté más que probado. Creo que negando la evidencia se desacreditan ellos y no hacen buen servicio a la religión católica si se presentan desde el catolicismo. Sólo les rogaría que no nos repitan lo que ya nos han dicho hasta la saciedad. Si encontraran algún argumento nuevo no digo nada. Pero, como habrán comprobado, el rechazo a sus tesis es prácticamente unánime. Y su celo negacionista me parece digno de mejor causa. Que las hay. Y el catolicismo saldría ganando.