Tengo un malísimo concepto del episcopado portugués, con escasísimas excepciones. Hoy me confirma en la idea un lector que me remite un artículo aparecido en
Público.
El interfecto es el ordinario militar portugués Januario Torgal Mendes Ferreira (1938) a quien bien podríamos llamar monseñor Condón. Estos son los titulares de la publicación portuguesa:
"D. Januário Torgal Ferreira: proibir preservativo é consentir em muitas mortes". "Pessoas que aconselham o papa deviam ser mais cultas, adverte o bispo das Forças Armadas"-
Este genio, sin duda cultísimo, nos suelta lo siguiente:
"Todo el mundo sabe lo que yo pienso acerca de esto, afirmó D. Januario Torgal Ferreira a la Agencia Lusa, cuando fue preguntado por su discordancia con el Papa Benedicto XVI, que en África reiteró ser contrario a la utilización del preservativo, particularmente en la lucha contra el Sida".
Me gustaría saber cual sería la reacción de este general del ejército portugués, y obispo de la Iglesia católica, si un soldado le hiciera una pedorreta. Seguro que lo arrestaba.
Pues, Santo Padre, algún arrestito de vez en cuando es saludable. Y este obispo le ha hecho una pedorreta.