Unidad que quiere ser sin ser

Los gestos del Papa Francisco, sucesor del apóstol Pedro, con el Patriarca de Constantinopla, sucesor del apóstol Andrés, en su viaje a Turquía del pasado mes de noviembre, fueron significativos. Además de los gestos hubo palabras de cercanía y simpatía mutuas. Más aún, palabras que han reconocido lo mucho que une a las Iglesias católica y ortodoxa. Nos une lo fundamental: tenemos la misma Palabra de Dios, el mismo Credo, los mismos sacramentos. Y sin embargo, a pesar del reconocimiento por parte católica del ministerio y los sacramentos de la parte ortodoxa, cuando el Obispo de Roma participó en el culto divino celebrado por el Patriarca de Constantinopla, no recibió la comunión eucarística, aunque allí hubo verdadera eucaristía. La participación en el culto y la no comunión eucarística es el signo más claro de una unidad que quiere ser, pero que todavía no es.

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