La fe como apertura a la cultura

Hablando de la fe como apertura hay otro aspecto que no conviene olvidar. Me refiero a la apertura de la fe a la cultura. La fe en Dios es algo personal, pero no privado. La fe no puede esconderse, debe transmitirse. Hasta el punto de que quién no confiesa la fe, es porque no cree. La fe privada es una falsa fe, una incredulidad escondida. Ahora bien, si la fe debe confesarse, o sea, proclamarse y publicarse, debe hacerlo con un lenguaje inteligible. Porque si lo que proclama la fe no se entiende, es como si no se proclamase o como si se quedase en algo privado.

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