Lo ridículo del síndrome postvacacional

Todos los años, cuando llega el mes de septiembre, y los niños y jóvenes regresan a los Colegios; y también muchos trabajadores, que han tenido la suerte de tener vacaciones en el mes de agosto, se reincorporan a sus trabajos, se oye hablar del síndrome postvacacional. Sin duda reemprender las tareas, tras un tiempo de ocio, supone una pequeña adaptación. Pero esta adaptación no tiene porque traducirse en depresión, angustia, tristeza, mal humor, y otros síntomas asociados al descontento o a la desilusión.

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