Carmelita descalza, compañera inseparable y secretaria de Santa Teresa de Jesús desde 1577 hasta su muerte, luego, Ana de San Bartolomé fue fundadora y directora de los Carmelos de París, Tours y Amberes, donde murió. Ya en vida, y más desde su muerte, todo el pueblo la veneraba como santa, y Dios quiso confirmarla con milagros.
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