Michele Capitani, en Paulinas 'El hombre que esquivaba los trenes'

(Paulinas).- Michele Capitani pertenece a la comunidad de Sant'Egidio, donde presta servicio a las personas sin hogar. En las páginas de El hombre que esquivaba los trenes. Historias de una humanidad sin morada fija relata algunas historias de una humanidad sin hogar fijo, pero siempre humanidad, pues los vagabundos, los marginados, los mendigos que, sentados en la acera tienden una mano, están con frecuencia extraordinariamente cerca de las raíces y del sentido de la vida.

El autor afirma que no existen los vagabundos congénitos: uno se convierte en mendigo, no nace siéndolo.

Debemos desprenderse de una vez para siempre de los insoportables y vulgares tópicos, según los cuales el que vive en la calle es porque quiere.

Quizá, para limpiar rápidamente tu conciencia o para negar una monstruosidad como la miseria, la explicas como si fuera únicamente consecuencia de una responsabilidad personal.

Quienes están cada día con sus amigos de la calle prestan un servicio tratando de amar un poco, a veces cansados y agotados como peregrinos, pero sin descorazonarnos porque es un poco como si estuviésemos ya en la meta.

Pero no son santos, hay una infinidad de otras personas que lo son más que ellos, porque no son conscientes de serlo.

Son muchas las personas sin-hogar que mantienen encendidas las brasas de la ternura, la amistad, el buen humor, el agradecimiento, el cuidado hacia el otro.

Porque también hay poesía en la calle, restos vivos de una humanidad que se resisten a perder.

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