Se completan los Encuentros Eclesiales Regionales del Celam Cono Sur destaca los avances de la Asamblea Eclesial y ve el clericalismo como principal obstáculo

Encuentro Eclesial Regional del Cono Sur
Encuentro Eclesial Regional del Cono Sur

Aparecida fue “una experiencia eclesial única”, fue “un intento serio, un intento consciente de caminar juntos”, algo tan actual en este tiempo de preparación al Sínodo

"El Espíritu Santo generó caminos valientes, inspiraciones proféticas", interpelando a la Iglesia en el continente y en el mundo

Los temas de la Asamblea están respaldando los trabajos del Sínodo, ayudan a seguir avanzando, aunque también se ha hecho verla necesidad de una mayor socialización del proceso y la falta de apoyo de los párrocos en la difusión de lo que es la Asamblea

Ante el clericalismo se propone como alternativa una formación para laicos, en clave existencial, pasar de una Iglesia sacramental a una Iglesia evangelizadora, haciendo de las comunidades verdaderos centros de formación de discípulos misioneros, de ciudadanos para el Reino

Paola Calderón y David Jasso

Este viernes 20 de mayo se han clausurado los Encuentros Eclesiales Regionales, un nuevo paso en el proceso de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Han sido cuatro los encuentros llevados a cabo a lo largo de la última semana, el último con la Región Cono Sur del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), que comprende Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay.

Presentado una vez más por Paola Calderón, del Centro para la Comunicación del Celam, y el padre David Jasso, secretario general adjunto, el encuentro comenzó con el himno de la Asamblea Eclesial, esta vez en su versión en portugués, que nos llama a ser corresponsable de la acción pastoral de la Iglesia desde el discipulado y la misión, invitando a adherirnos al camino sinodal, y la oración, en la que a través del símbolo del sombrero se ha querido colocar en las manos de Dios la vida de los pueblos de América Latina y el Caribe, donde los más pobres sufren las consecuencias de la pobreza, una realidad que se ha visto incrementado con la pandemia de  Covid-19.

Un encuentro en el marco de los 15 años de Aparecida, conmemorado la semana pasada en la Casa de la Madre de Brasil, donde se hizo presente el Celam. Precisamente en la sede del Celam, en Bogotá, desde donde se ha coordinado el encuentro, están recogidos los documentos y objetos que hicieron parte de la V Conferencia del Celam, que han sido presentados brevemente a los participantes del Encuentro Eclesial Regional.

La familia fue uno de los temas presentes en Aparecida, y una familia presente en la V Conferencia fue la formada por el matrimonio chileno Pilar Escudero y Luis Jensen. En su testimonio a los participantes del encuentro, Pilar calificó Aparecida como “una experiencia eclesial única”, como “un intento serio, un intento consciente de caminar juntos”, algo tan actual en este tiempo de preparación al Sínodo. Un caminar juntos que comenzó meses antes, recogiendo aportes que se tomaron en cuenta, y que se concretó en la vivencia de lo cotidiano de 13 a 31 de mayo de 2007.

Pilar Escudero

Por eso destacó el estar juntos, “tratando de descubrir el querer de Dios para nuestra Iglesia en todo el continente”, con una metodología participativa, insistiendo en que “pudimos participar en todo”. El propósito de Aparecida era definir lo que es ser discípulos, recalcó, centrando eso en la realidad latinoamericana, algo inseparable del ser misioneros. Un trabajo intenso, de día y noche, que fue “una vivencia de la acción del Espíritu Santo”, que mostró la necesidad de un nuevo Pentecostés para la Iglesia de América Latina y el Caribe, insistió Pilar.

Aparecida es "una memoria viva que sigue inspirando diariamente los pasos de nuestra Iglesia", según el arzobispo Walmor Oliveira de Azevedo. El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil considera la V Conferencia General del Celam, en la que participó, como "un acontecimiento especialmente destacado en la vida de la Iglesia latinoamericana y caribeña". Casi tres semanas de espiritualidad y reflexiones profundas, destacando la gran presencia de miles de peregrinos, que con sus oraciones inspiraron a los pastores y a sus asesores, afirmó el arzobispo de Belo Horizonte.

El presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), destacó la presencia cariñosa del Papa Benedicto XVI y del entonces arzobispo de Buenos Aires, hoy Papa Francisco, "que hoy afirma el potencial evangelizador del Documento de Aparecida". Junto a ello, la "llamativa presencia del pueblo de Dios" y su comunión con el episcopado, "expresando con fuerza la fe en Jesucristo por la maternal intercesión de nuestra querida madre María".

En Aparecida, "el pueblo sencillo y peregrino trae y lleva siempre las marcas de un continente sufrido, de mucha gente pobre, con serios desafíos por superar", afirmó Mons. Walmor. Es una presencia que ve como fruto de la acción del Espíritu Santo, para inspirar el camino de la V Conferencia, ayudando a superar los momentos de bloqueo en la redacción del Documento. "El Espíritu Santo generó caminos valientes, inspiraciones proféticas", interpelando a la Iglesia en el continente y en el mundo, destacó el arzobispo de Belo Horizonte.

Dom Walmor Oliveira de Azevedo

Fue una Conferencia que "reafirmó aún más la opción preferencial por los pobres", que mostró una Iglesia que acoge a todas las personas, para compartir la Palabra, la Eucaristía, la misericordia y la misión de anunciar el Reino de Dios, según el arzobispo. Un Documento que sigue vivo en el Magisterio del Papa Francisco, que consolida una fe "que necesita ser mística, pero igualmente debe ser profética".

Mons. Walmor Oliveira de Azevedo insistió en que "no es posible amar a Dios mientras se actúa con indiferencia hacia el prójimo, que es mi hermano, mi hermana", pidiendo que se rece por quienes "movidos por su fe, han trabajado incansablemente para defender la dignidad de la persona humana, de los pobres y de los marginados". Recordó las palabras del Papa Benedicto en su discurso de apertura: "la Iglesia católica es defensora de la justicia y de los pobres, frente a las intolerables desigualdades sociales y económicas que todavía hoy claman al cielo".

El presidente de la CNBB pidió también seguir lo dicho en Fratelli tutti, "ejercitar nuestra capacidad de escuchar al otro, especialmente a los pobres", y con ello, "contribuir aún más para que brille la dignidad humana, para que cada persona sea respetada sin distinción, para que la vida sea entendida como un don preciso, protegido y preservado en todas sus etapas". Todo ello en el camino sinodal, construyendo una nueva forma de ser Iglesia, pueblo de Dios, para que seamos cada vez más una Iglesia de comunión, participación y misionera.

Como ha sido costumbre a lo largo de los cuatros encuentros de esta semana, fue presentado el trabajo del Centro de Gestión del Conocimiento del Celam, que quiere reunir conocimiento útil para la toma de decisiones pastorales, asumiendo la eclesiología del Pueblo de Dios y desarrollando un camino sinodal, en palabras de su director, Guillermo Sandoval, que también relató las temáticas que actualmente están siendo abordadas por este centro, estudios alineados con los desafíos pastorales surgidos de la Asamblea Eclesial.

Agenor Brighenti

Antes de encontrarse en grupos los participantes del Encuentro Regional Eclesial escucharon las palabras del padre Agenor Brighenti, con las que el miembro del equipo teológico del Celam quiso ayudar a entender la actualidad de Aparecida y hasta qué punto los elementos que considera más destacados de la V Conferencia del Celam están presentes o todavía pendientes en la vida de las Iglesias del continente.

Lo hizo a partir de siete puntos, abordando desde una perspectiva pastoral los elementos que considera más destacados de Aparecida: el trasfondo y espíritu, rescatando el Vaticano II; el que por el bautismo todos somos discípulos misioneros; la misión como estado permanente en la Iglesia; la conversión pastoral, para llevar a cabo la misión; el que cada comunidad sea un poderoso centro irradiador del Reino de Vida; el ser una Iglesia en salida, samarita y profética, abogada de los pobres; la promoción de un itinerario de discipulado misionero.

Como ha sucedido a lo largo de los diferentes encuentros, el trabajo en grupos ha sido muy valorado por los participantes. En la puesta en común se ha destacado que los temas de la Asamblea están respaldando los trabajos del Sínodo, ayudan a seguir avanzando, aunque también se ha hecho verla necesidad de una mayor socialización del proceso y la falta de apoyo de los párrocos en la difusión de lo que es la Asamblea, que es vista como una gran herramienta, a lo que ayudan este tipo de encuentros. Desde ahí se ha insistido en incorporar todos los temas de la Asamblea al trabajo de las Iglesias locales.

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Para ello existe una dificultad, como han resaltado diferentes voces: el clericalismo, hay pocos presbíteros comprometidos con el proceso, resistencia al cambio, lo que lleva a cuestionarse si vamos juntos, denunciando que da la impresión de que el clero está como observando y el resto haciendo. Una de las causas de esas dificultades presentes en el clero y en los movimientos eclesiales es una gran crisis de espiritualidad, hay mucha devoción, pero esta está sofocando la espiritualidad del seguimiento de Jesús. Un clericalismo que impide ser una Iglesia misionera, sinodal, en salida a las periferias.

En ese sentido, se ha dicho que hemos confinado a Jesús en los ambientes sagrados: altar, cantos, sermones, un Jesús que no dice nada al hombre de hoy. Eso genera tres problemas serios en América Latina y el Caribe: neo pentecostalismo fanático, indiferencia, y devocionalismo, que impiden la fidelidad al Evangelio de Jesús. Junto con ello, el hecho de transmitir un Dios de contenidos, pero no una experiencia encarnada del Señor, de encuentro con la Palabra, que dé respuesta a las preguntas claves de este momento.

Ante el clericalismo se propone como alternativa una formación para laicos, en clave existencial, pasar de una Iglesia sacramental a una Iglesia evangelizadora, haciendo de las comunidades verdaderos centros de formación de discípulos misioneros, de ciudadanos para el Reino. Para ello se propone como camino el estudio del Evangelio, ayudando a superar los desafíos presentes en el ámbito de la familia, personal, comunitario o social.

Asamblea Eclesial

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