Casi medio millón de personas se han visto afectadas en los estados brasileños de Bahía y Minas Gerais por las fuertes lluvias de las últimas semanas, que han causado 21 muertes y han llevado a muchas familias a perderlo casi todo.

Ante esta catástrofe, la Iglesia se ha arremangado para atender las necesidades más básicas de las poblaciones afectadas, según Mons. Giovanni Crippa, obispo de la diócesis de Ilheus, una de las más afectadas por las inundaciones. Según el obispo, en una entrevista con Radio Vaticano - Vatican News, los más pobres están sufriendo las consecuencias más graves, ya que se han visto obligados a "construir sus casas en lugares que con el tiempo se vuelven inadecuados para la construcción". Mons. Crippa define la situación como muy grave.

El obispo subraya que, de forma casi espontánea, las comunidades y parroquias "han atendido las necesidades más básicas". Según el prelado, ha sido una experiencia de sinodalidad, de caminar juntos, agradeciendo a Dios el trabajo conjunto de la Iglesia, los municipios y el Gobierno del Estado de Bahía. Destaca como característica de la Iglesia católica "ser una Iglesia que responde a las necesidades de la gente, una Iglesia samaritana".

Según el obispo de Ilheus, ha habido una reunión de los obispos del Regional Nordeste e de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, que incluye los estados de Bahía y Sergipe, para ver cómo se organiza la reconstrucción, algo que el obispo considera muy importante. En este sentido, insistió en la necesidad de trabajar juntos, reconociendo la gran implicación y esfuerzo del gobernador del Estado de Bahía.

El papel de la Iglesia en este momento, dada su capilaridad, es "ser un interlocutor que pueda presentar a las autoridades una realidad que a veces se desconoce, pero que conocemos gracias a la presencia de la Iglesia de forma más capilar", según Mons. Crippa. Para el obispo, "no hay salida sin articular todas las fuerzas", destacando la campaña "Solidaridad que desborda", organizada por la CNBB y Caritas Brasileira, algo de gran importancia en estas fechas navideñas. Ser consuelo, infundir una esperanza que se basa en la fe en el Dios que está con nosotros, es algo fundamental en la Iglesia.

En Itabuna, sede de otra de las diócesis más afectadas, según Mons. Carlos Alberto dos Santos, el río que atraviesa el centro de la ciudad ha crecido nueve metros, dejando a dos mil personas desabrigadas, personas que lo han perdido todo, incluidas sus casas, y causando dos muertes. Ante esta situación, las parroquias se han convertido en lugares de acogida y distribución de alimentos.

El obispo de Itabuna destaca el papel de Cáritas Nacional y Regional para poder aliviar el sufrimiento de las personas afectadas. Según él, "la diócesis ha creado un sistema de acogida de estas personas en las parroquias, dándoles comida, hospitalidad para la noche, en definitiva, una acogida para que se sientan mejor que si estuvieran realmente en la calle". El obispo también habló de la colaboración del Gobierno del Estado de Bahía y destacó que "la comunidad está siendo muy solidaria, enviando alimentos, ropa, colchones, enviando lo que tienen”.

Caritas Brasileira, en colaboración con la CNBB, ha puesto a disposición de la población los medios para realizar donaciones en efectivo con el fin de recaudar fondos para la compra de alimentos, agua potable, ropa, pañales para bebés y adultos, artículos de higiene personal y protección contra el Covid-19. Los artículos serán distribuidos por las Cáritas Diocesanas en las zonas en situación crítica, con el fin de ayudar a los miles de personas sin hogar y desplazadas debido a las fuertes lluvias que azotan los estados de Bahía y Minas Gerais.