Misioneros de la OCSHA se reúnen en Santiago y reciben el agradecimiento de la Iglesia chilena

Unos 35 misioneros de la Obra de Cooperación Sacerdotal para Hispanoamérica – OCSHA, están reunidos en Padre Hurtado, región metropolitana de Santiago de Chile de 28 de enero a 1 de febrero para participar de uno de los encuentros periódicos que lleva a cabo este servicio de la Conferencia Episcopal Española, creado hace 70 años.

Los sacerdotes y dos obispos presentes han llegado desde once países diferentes y se encuentran en la capital chilena en un ambiente de reflexión, oración y confraternización. El encuentro se produce en uno de los países donde la Iglesia católica ha perdido mayor nivel de aceptación en los últimos años en América Latina, como reconocía Raúl Rosales, quien se refería a Chile como uno de los países más desiguales del mundo, donde el capitalismo que mata, del que tanto habla el Papa Francisco, se instaló como modelo económico y social, que creo un sistema político que tiene como objetivo principal crear condiciones para acceder al mercado, pero que al mismo tiempo provocó una crisis en lo comunitario, haciendo que todo lo que es colectivo y asociativo no tenga hoy ningún sentido para el pueblo chileno.

Pero lo que está en la boca de casi todos los chilenos, inclusive en la de los propios obispos que se han visitado a los misioneros de la OCSHA es el tema de los abusos, que se reconoce como un momento de profunda crisis, pero que puede ayudar a crear una nueva Iglesia, que en opinión de Rosales, debe escuchar más al Pueblo de Dios, que esté, como recordaba el Papa Francisco en sus mensajes a los obispos y al pueblo chileno, al servicio de los grandes desafíos de la sociedad y que haga posible una reforma estructural de la Iglesia católica en Chile.

Todo ello responde, según el jesuita Fernando Montes, uno de los grandes conocedores de la Iglesia chilena, a un cambio de época, pues según él, “nos sabíamos las respuestas y nos han cambiado las preguntas”. Desde ahí, el jesuita afirma que “hoy en día es momento de revisar”, una afirmación que cobra especial importancia en la Iglesia chilena actual. Por eso, es necesario descubrir que en una cultura que busca el éxito, el desafío para el cristianismo es hablar como Jesús, que el centro del cristianismo es el amor y que al amor se llega por la humildad, lo que debe llevar a la Iglesia chilena a ser más humilde.

Pero al mismo tiempo, se percibe el agradecimiento que la Iglesia de Chile, una realidad que se repite en otros países de Hispanoamérica, tiene para con los misioneros de la OCSHA, comenzando por los propios obispos que en su presencia y sus mensajes han agradecido la presencia de esos misioneros, algunos de ellos durante toda su vida, hay varios misioneros en el encuentro que llevan más de 50 años en América Latina, y hasta dar la vida, uno de los ejemplos más claros Juan Alsina, asesinado por la dictadura de Pinochet.

Lo mismo se puede decir por parte de la gente, como los misioneros de la OCSHA comprobaron en su visita a la Parroquia del Niño Dios de Malloco, la tercera parroquia más antigua de Chile, fundada en 1579, donde el misionero toledano Félix Zaragoza está hace 23 años, intentando hacer realidad al Dios encarnado, como él mismo reconocía, lo que se traduce en una red de atendimiento desde los más pequeños a los más ancianos y fragilizados. Es gente que reconoce y agradece por el trabajo realizado, pues esa presencia ayuda a superar el pecado social, como afirmaban los propios parroquianos.

Los misioneros también han visitado la tumba de San Alberto Hurtado, del que se puede decir que hoy es el santo con mayor devoción en Chile. El santo jesuita vivió entre 1901 y 1952 y caló profundamente en todos los estamentos de la sociedad chilena. Una de sus frases, “nunca hemos dado lo suficiente si no lo hemos dado todo”, puede resumir la vida de varios de los más de 2300 sacerdotes enviados por la OCSHA desde 1949, muchos de los cuales han sido y continúan siendo vistos como ejemplo de gratuidad misionera.
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