Misa Crismal en Manaos Mons. Leonardo Steiner llama a "leer la humanidad: sus dolores y sufrimientos, sus búsquedas y sueños"

Misa Crismal en Manaos
Misa Crismal en Manaos

Leer las "palabras que encierran la vida, las alegrías, las penas, los abandonos, la historia, los amores, la soledad, las oraciones, la destrucción, el olvido, la misión"

"Leemos los corazones afligidos, los dolores, el hambre, la desnudez, la prisión de nuestros hermanos y hermanas cuando estamos cerca de ellos", algo que no podemos hacer "mientras giremos en torno a nosotros mismos"

El arzobispo agradeció "la disponibilidad y prontitud del óleo de la consolación en los cementerios, en los velatorios; el óleo de la misericordia en los corazones arrepentidos, en el cuidado de los pobres, de nuestros hermanos y hermanas que viven en la calle; el óleo de la comida en la distribución de cestas de productos básicos; el óleo de la misericordia que cubre la desnudez, que da calor, que ofrece un hogar. El óleo de escuchar a los desconsolados, a los que buscan un sentido en el dolor y la despedida”

Mons. Leonardo Steiner

En la mañana del Jueves Santo, la  Arquidiócesis de Manaus celebraba la Misa de los Santos Óleos, un momento importante en la vida de cada iglesia particular en el que se bendicen los Santos Óleos que formarán parte de la vida sacramental de la Arquidiócesis y los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales.

Siguiendo una imagen muy presente en su reflexión en los últimos tiempos, el Arzobispo de Manaos centró su homilía en torno a la Palabra, afirmando que en el pasaje del Evangelio de Lucas, que forma parte de la liturgia de la Misa Crismal, "encontramos el pasaje que da sentido y vigor a nuestra vocación y misión de discípulos misioneros; nos percibimos ungidos y enviados”. Mons. Leonardo Steiner llamó a los sacerdotes a "volver a nuestro nacimiento, a nacer, a salir a la luz en nuestra vida y misión, en nuestro ministerio".

El arzobispo destacó la importancia de leer las "palabras que encierran la vida, las alegrías, las penas, los abandonos, la historia, los amores, la soledad, las oraciones, la destrucción, el olvido, la misión". Pero también, junto a las palabras, "leer la humanidad: sus dolores y sufrimientos, sus búsquedas y sueños, su fe con sus cantos, lamentos, cánticos, el compartir, los secretos reservados sólo a Dios". Leer, y "en la lectura, leerse a sí mismo", aprender con San Juan María Vianney, algo que recordaba Simone Weil, quien en sus escritos, destacaba la capacidad de Santo Cura de Ars de "leer las almas". Según Mons. Steiner, "leemos los corazones afligidos, los dolores, el hambre, la desnudez, la prisión de nuestros hermanos y hermanas cuando estamos cerca de ellos", algo que no podemos hacer "mientras giremos en torno a nosotros mismos".

Sacerdotes de Manaos

Ser "evangelizadores de la alegría, de la esperanza", la que nace del espíritu y de la unción, evangelizar incluso sin palabras, "¡ser una Buena Noticia! No triste, neutra, indiferente", insistió Mons. Leonardo Steiner, que citó las palabras del Papa Francisco en las que recuerda la "alegría de un Padre que no quiere que se pierda ninguno de sus pequeños". Puso a la Madre Teresa de Calcuta como ejemplo de anuncio sin palabras.

Dirigiéndose a los sacerdotes, el arzobispo de Manaos les recordó que son "enviados a ungir". Esto se hace realidad cuando "derraman el óleo de la consolación a los afligidos de corazón, el óleo de la cercanía a los descartados y abandonados de nuestras calles; para ofrecer el óleo de la comida a los hambrientos, el óleo de la acogida, del hogar, a los sin techo; para vestir de esperanza a los que están desnudos sin destino", recordando así muchas acciones desarrolladas a lo largo de la pandemia en la Archidiócesis de Manaus. Para ello, es necesario "no retener el bien recibido gratuitamente".

En sus palabras, el arzobispo se refirió a la Asamblea Sinodal, recientemente convocada, que muestra "la certeza de que nadie camina solo en nuestra Archidiócesis; que nuestras comunidades son signo del nuevo Reino; que los pobres son acogidos; que podemos hacer visible este Reino con nuevos ministerios". También agradeció a los sacerdotes "el bien que hacen por el pueblo de Dios, por nuestras comunidades en este tiempo de pandemia". El arzobispo agradeció "la disponibilidad y prontitud del óleo de la consolación en los cementerios, en los velatorios; el óleo de la misericordia en los corazones arrepentidos, en el cuidado de los pobres, de nuestros hermanos y hermanas que viven en la calle; el óleo de la comida en la distribución de cestas de productos básicos; el óleo de la misericordia que cubre la desnudez, que da calor, que ofrece un hogar. El óleo de escuchar a los desconsolados, a los que buscan un sentido en el dolor y la despedida”.

Misa Crismal

Ese mismo agradecimiento el arzobispo lo extendió a los diáconos, a la vida consagrada, a nuestros líderes, a los ministros de nuestras comunidades, porque "cada uno exteriorizó lo más precioso, el amor tierno y generoso. Cada uno expresó su maternidad-paternidad en el estar y ser presencia de Jesús”.

Al final de la celebración, Mons. Leonardo recordó que en la Iglesia de Manaos "las necesidades son muchas, pero si nos atrevemos a leer y a sentirnos ungidos y enviados, podremos llegar donde a veces imaginamos que no podemos llegar". Relató la visita que realizó el lunes a tres aldeas indígenas, y el sentimiento de gratitud de la gente por su presencia, hasta el punto de afirmar que "nunca esperamos que viniera el obispo". El Arzobispo reflexionó afirmando que "son pequeñas comunidades, a veces lejanas, de las que no nos acordamos, pero que se sienten Iglesia". Ante esto insistió en que "tenemos esa tarea de ir, sin miedo a ir, tenemos que ir, quizás tenemos que salir más", destacando que "eso es lo que nos llena, cuando salimos de nosotros mismos, eso tiene que ver con la integridad de nuestra persona".

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