El presidente del episcopado brasileño exige a las autoridades la apuración de los últimos asesinatos Walmor Oliveira de Azevedo: “Es vergonzoso tener que convivir con atentados contra la población indígena como consecuencia de la ganancia”

Monseñor Walmor Azevedo de Oliveira, Presidente de la CNBB
Monseñor Walmor Azevedo de Oliveira, Presidente de la CNBB

“Ante los repetidos atentados contra la vida de los indígenas y de sus comunidades es necesario solidarizarse con los indios”

"Crímenes graves, motivados por la ambición desmedida, por una esclavitud al servicio del dinero

“La vida no se intercambia por riquezas

Indígenas protestan en Brasilia
El asesinato de los indígenas se ha convertido en algo cotidiano en Brasil. La defensa de sus territorios ante los constantes ataques a los que se ven sometidos, tolerados por el actual gobierno brasileño, ha provocado que el numero de muertes y heridos haya aumentado de forma preocupante.

La Iglesia brasileña se ha pronunciado en repetidas ocasiones ante esta realidad, especialmente a través del Consejo Indigenista Misionero – CIMI. Este 18 de diciembre el pronunciamiento, a través de un vídeo, lanzado en la página web y redes sociales de la institución, ha venido del Presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB.

Teniendo como punto de partida el tiempo navideño que se aproxima, Monseñor Walmor Oliveira de Azevedo, ha señalado que “la contemplación del pesebre, singular escena del Nacimiento de Jesús, lleva al corazón humano muchas visiones, de modo especial enseña sobre la valentía de estar al lado de los pobres y excluidos”.

En sus palabras, el prelado ha insistido en la necesidad de “estar al lado de los que son perseguidos e injusticiados”, y, junto con ello, de “reflexionar sobre lo que ocurre a nuestro alrededor”. Sus palabras han sido claras y concretas, sin escurrir el bulto, afirmando que “ante los repetidos atentados contra la vida de los indígenas y de sus comunidades es necesario solidarizarse con los indios”. Inclusive él va más allá, “debemos exigir de las autoridades la apuración de los hechos, que la justicia sea hecha”.

guajajara

Ante las decisiones de un gobierno que tiene como una de sus banderas el fin de los derechos de los pueblos indígenas, garantizados en la propia Constitución brasileña, lo que se ha traducido en políticas que sólo favorecen a los dueños del capital, el arzobispo de Belo Horizonte denuncia claramente que “es vergonzoso, en pleno siglo XXI, tener que convivir con atentados contra la población indígena como consecuencia de la ganancia, de la ganancia de la minería, sobre todo. Crímenes graves, motivados por la ambición desmedida, por una esclavitud al servicio del dinero”.

El presidente de la CNBB habla sobre como ejercer la opción preferencial por los pobres, que considera el “sello de la autenticidad de la fe cristiana”. Esa actitud, en la actual coyuntura en la que Brasil vive, se debe traducir en “estar al lado de los indios, de los que viven en la calle, de los sufridores y marginados, todos nuestros hermanos y hermanas”.

En su alocución, recoge las palabras del Papa Francisco en referencia al Día Mundial de la Paz de 2020, donde señala que “la humanidad trae, en la memoria y en la carne,signos de guerras y conflictos”. Como consecuencia de esas palabras del obispo de Roma, en el caso de Brasil, Moseñor Azevedo de Oliveira, señala que “no empeoremos esta cicatriz de la sociedad brasileña, que es la persecución de los pueblos originarios de Brasil”. La motivación de esta actitud se fundamenta en el hecho de que “la vida no se intercambia por riquezas”.

El prelado considera que “la paz es el mayor tesoro que una civilización puede conquistar”, lo que debe provocar “que la búsqueda de la paz sea el horizonte permanente de las relaciones humanas, un compromiso inquebrantable que exige el respeto de todos los pueblos, especialmente los indígenas, excluidos de nuestra sociedad, a ejemplo de Jesús y de quienes estaban cerca de él en el tiempo del pesebre". Todo ello debe llevar a la sociedad, especialmente a los cristianos, “a trabajar por la paz, a partir de la solidaridad, renovando la esperanza en un mundo más justo y fraterno”, concluye el Presidente de la CNBB.

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