50 seminaristas participan de experiencia misionera en comunidades indígenas y ribereñas Semana Misionera del Seminario San José: "Recordar nuestro primer amor vocacional”

Seminaristas en misión en la Amazonía
Seminaristas en misión en la Amazonía

Del 22 al 24 de octubre, 50 seminaristas y formadores visitaron 22 comunidades indígenas y ribereñas del Río Negro, Tarumã Mirim y Cuieiras

Fue una experiencia profunda, en la que conocieron "gente que se preocupó de abrir la puerta de sus casas para acogernos"

"Esta fe, este sentimiento de gratitud, es lo que anima nuestra vocación, nuestra esperanza de ser sacerdotes"

"Escuchamos tantos gritos e historias de vida que inspiran nuestro camino como futuros sacerdotes de la Amazonía"

"Aprendimos más que enseñamos, con gente que tiene mucho que enseñarnos con su forma de ser, con su vida cotidiana, con su cultura, con su fe"

Misión Amazonía

La misión es un elemento constitutivo de la vida de la Iglesia, también de los sacerdotes y de quienes se preparan para asumir el ministerio sacerdotal. Dentro del proceso de formación del Seminario San José de Manaos, donde se forman los seminaristas de las 9 diócesis y prelaturas que forman parte del Regional Norte 1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), la Semana Misionera siempre ha sido un momento importante.

El Documento Final del Sínodo para la Amazonía insiste en el contacto de los seminaristas con la vida de la gente, afirmando que "con vistas a favorecer el contacto del joven amazónico en formación con su realidad mientras se prepara para su futura misión, garantizando así que el proceso de formación no se aleje del contexto vital del pueblo y de su cultura".

El pasado fin de semana, del 22 al 24 de octubre, 50 seminaristas y formadores visitaron 22 comunidades indígenas y ribereñas del Río Negro, Tarumã Mirim y Cuieiras. Se trata de comunidades que, aunque no estén lejos de Manaos, han vivido tradicionalmente lo que el Documento Final del Sínodo llama "pastoral de visita", con poca presencia de sacerdotes, que en la mayoría de los casos van para realizar las llamadas itinerancias y celebrar los sacramentos.

Semana Missionária

Volver de la misión con una alegría evidente, mostrando felicidad, anima a continuar el camino. Según Leonardo Morais da Silva, estudiante de tercer año de teología, "es un momento en el que volvemos, en el que recordamos nuestro primer amor vocacional, en el que recordamos de dónde venimos, nuestras comunidades de origen".

Es un sentimiento compartido por otros seminaristas que participaron en la misión, como Nathan Oliveira, que está comenzando su formación, en el primer año de Filosofía. Según él, "es una experiencia única y maravillosa, en mi corazón queda la nostalgia, la alegría y la esperanza de que las comunidades avancen en su camino y se mantengan firmes en la fe".

Los seminaristas destacaron la importancia de poder conocer la realidad de las comunidades indígenas y ribereñas, que para muchos de ellos es lejana. Fue una experiencia profunda, en la que conocieron "gente que se preocupó de abrir la puerta de sus casas para acogernos", según Leonardo Rufino, de segundo año de Teología. Destaca que "en los pocos minutos que pasamos en cada casa, construimos un hermoso diálogo sobre la vida, pero también sobre la fe”.

Visita a las familias

De hecho, los seminaristas descubrieron la fe de la gente, que les ayuda a no perder la esperanza de que un día tendrán una vida mejor, incluso ante el abandono de los poderes públicos, según Leonardo Morais da Silva. Reconoce que "esta fe, este sentimiento de gratitud, es lo que anima nuestra vocación, nuestra esperanza de ser sacerdotes".

Durante los momentos de oración y de escucha de la gente, "escuchamos tantos gritos e historias de vida que inspiran nuestro camino como futuros sacerdotes de la Amazonía", dice William Aragão, de segundo año de teología. Cuenta el testimonio de Doña María, una mujer de 110 años "con una fe tan grande que es un ejemplo para toda la comunidad". Por eso insiste en que "la misión nos motiva a afirmar: Dios es bueno, nos ama y está siempre entre nosotros".

Los seminaristas se alojaron en las casas de las familias, donde vivieron momentos memorables, como cuenta el seminarista Giovane, de primer año de filosofía. Según él, "la familia en la que nos alojamos nos habló de muchos milagros por intercesión de San José". Afirma que ha sido "una experiencia muy enriquecedora para nuestra formación, allí aprendimos más que enseñamos, con gente que tiene mucho que enseñarnos con su forma de ser, con su vida cotidiana, con su cultura, con su fe"

Camino de la misión

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