Podemos decir que las mujeres han comenzado a mostrar el rostro femenino dentro de la asamblea sinodal. La fuerza de las mujeres, especialmente las indígenas, ha emocionado a muchos de los participantes, quienes han descubierto la importancia de las mujeres en estos nuevos caminos, incluido el Papa Francisco, porque "en cada discurso de las mujeres, el Papa presta mayor atención". Inclusive han surgido voces dentro de la asamblea pidiendo un Sínodo sobre las mujeres, algo confirmado por el propio Paulo Ruffini en el briefing.

Una de las representantes de las Superioras Generales es la Hermana Marlene Betlinski, de la Congregación de las Franciscanas Angelinas, que trabaja en el Área Pastoral Santa Clara, en el municipio de Monte Alegre, estado de Pará, Amazonía brasileña. La religiosa de la diócesis de Santarém destaca que "la presencia femenina ha sido fuerte", subrayando la importancia de "saber que podemos ser valoradas cada vez más en la misión de las mujeres dentro de la Iglesia".

La religiosa está experimentando el Sínodo como un momento de esperanza, que puede generar un mayor ímpetu para la misión de la vida religiosa femenina en la Amazonía, un reconocimiento a tantas mujeres que lideran tantas comunidades en la región.

¿Cómo percibe la dinámica, especialmente desde el punto de vista femenino, de lo que está sucediendo en esta primera semana?

Está siendo muy bueno, maravilloso y guiado por el Espíritu Santo. Podemos ver en cada discurso una búsqueda de la verdad, de la unidad con la Iglesia. La presencia femenina ha sido fuerte, ha sido aceptada por los otros sinodales, los obispos, especialmente el Papa, en cada discurso de las religiosas, de la mujeres, el Papa presta mayor atención. Es una gran alegría para nosotras saber que podemos ser valoradas cada vez más en la misión de las mujeres dentro de la Iglesia.

El Instrumento de trabajo y las discusiones en el aula sinodal en esta primera semana están incidiendo en reconocer el papel femenino. Hablando de nuevos ministerios, ustedes son las administradoras parroquiales. ¿Cómo puede iluminar esta experiencia a los padres sinodales en la toma de decisiones en estos nuevos caminos con rostro femenino en la Iglesia amazónica?

Esta experiencia nos dice, en la práctica, que nuestra presencia femenina ya está ocurriendo, tanto en nuestra Área Pastoral como en otras diócesis. Hay una buena aceptación por parte de los laicos. Especialmente en la misión guiada por nosotras, religiosas, se valora mucho el papel de los laicos. En mi discurso, en el aula del Sínodo, después de hablar, expresando esta experiencia, vinieron varios obispos y sacerdotes, alabando, confiando y diciendo que creen en la presencia de las mujeres en la Iglesia, así como administradoras parroquiales, realizando los sacramentos que podemos.

¿Qué espera que pueda cambiar en la vida religiosa femenina, en todo el mundo, pero especialmente en la Amazonía, después de este Sínodo?

La esperanza es grande, especialmente para las congregaciones, para que la vida religiosa crea más, sea más Iglesia. También las congregaciones que están lejos, que vayan a la misión, que vayan a la Amazonía, que se preparen para servir. Hay una necesidad tal, que nuestra presencia allí es una presencia para agregar, para ayudar en la evangelización. Después del Sínodo, seguramente habrá un mayor reconocimiento de los ministerios, reconociendo nuestro lugar dentro de la Iglesia, dando un mayor sentido, y también la confianza de las congregaciones para entregarse a la misión.

¿Podemos decir que con el Sínodo, con el Papa Francisco, finalmente está comenzando el tiempo para las mujeres en la Iglesia?

Sí, sí, las mujeres siempre han estado en la Iglesia, están a la vanguardia en las comunidades, pero este hecho de que ya estamos en el Sínodo muestra que este mayor reconocimiento está teniendo lugar.