Admirar, escuchar y seguir

Jesús de Nazareth, a lo largo de la historia, genera diferentes reacciones y diversas respuestas, a veces opuestas, pero su persona, su misión y su palabra dejan indiferente a muy pocos. Algunos opinan sin saber; otros aún conociendo su mensaje, su Evangelio, no desean profundizar; otros niegan incluso su existencia histórica; para otros es el modelo que ilumina la vida entera.

Quiero fijarme en tres actitudes que puede despertar la persona de Jesús, actitudes que pueden ser sucesivas, que no se anulan y que se complementan: Admirar, escuchar y seguir.

Admirar: Ante una gran personalidad como la de Jesús de Nazareth, puedo reconocer su valor, la importancia de su mensaje, de su vida y obra, pero es alguien que me queda lejos, igual como se admira a un sabio o a un deportista, alguien en quien reconozco un valor, pero quizás nunca voy a querer imitar.

Escuchar: El mensaje de Jesús de Nazareth puede interesar, algunos quieren conocer mejor sus opiniones, sus reacciones y su opción de vida les interpela, no les deja indiferente, sino que les hace crecer el deseo de escuchar atentamente sus palabras, su Evangelio.

Seguir: Para mi es el paso más importante, que comporta compromiso. Vivir como lo hizo Jesús de Nazareth, conocer cuanto predicó y enseñó. Seguir es mirar por todos los medios de vivir una vida evangélica que es Buena Nueva para todo creyente. Texto: Hna. Carmen Solé. Foto: Sor Gemma Morató
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