Dar a Dios lo que es de Dios

Dar
En el capítulo 12 del evangelio de San Marcos, en el versículo 16 y siguientes encontramos esta famosa respuesta de Jesús ante las preguntas de los fariseos: “dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Es una respuesta clara a un interrogante que pretendía otro fin. Seguramente aquel grupo de hombres, y quizás nosotros mismos a veces desearíamos que Jesús nos respondiese algo parecido a liberarnos de obligaciones humanas.

Pero Jesús no responde más que con un mensaje claro y expresivo pero nada fácil de llevar a la práctica. Saber distinguir aquello que es obra de Dios, manifestación de su amor por los hombres y aquello que es tan solo obra de los hombres y quizás nos como expresión del deseo de una persona, es una tarea difícil o imposible si pretendemos llevarla a cabo sólo con nuestra razón, con nuestra visión, con nuestra inteligencia limitada.

Saber o poder distinguir lo que es de Dios y lo que es de los hombres es una gracia, un regalo que Dios mismo nos hace en muchos momentos de la vida. Es tener la clarividencia espiritual para no enzarzarnos con aquello que es solo obra de nuestras manos y de nuestro afán, es poder reconocer lo que no nos conduce a ninguna parte para elegir siempre aquello que es obra del amor de Dios. Texto: Hna. Carmen Solé.
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