Diálogo, camino de encuentro
La reflexión, el silencio son necesarios para el verdadero diálogo, si no existieran se correría el riesgo del empobrecimiento y tan sólo se reduciría a un intercambio de ideas, lo cual tendría poco contenido espiritual e intelectual. Llegar a ese diálogo no es por el mero hecho de tener un conversación o de realizar una negociación, tampoco es terreno de regateo ni está motivado por intereses, sean del color que sean, sino que es un espacio para dar testimonio recíproco de lo que uno es, para conocer más y mejor al otro, corregir errores y superar prejuicios y estereotipos sobre cualquier persona.
Cuando nos ponemos en el lugar del otro, se produce un encuentro, una relación entre las personas que no sólo es física sino que ya hablamos de otros niveles. Vivir en profundidad te acerca a las personas, te abre la mente y enseña que no sólo existe nuestro pequeño mundo sino que hay otro mucho más grande que nos puede superar pero que, a su vez, nos enseña a salir de nosotros para abrir nuestra vida al aprendizaje del amor. Texto: Hna. Conchi García.