¡Dios salve al rey!

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El salmo 19 es un deseo del pueblo para que el Señor proteja al rey que sale a luchar contra sus enemigos.“Que te escuche el Señor el día del peligro, que te sostenga el Dios de Jacob; que te envíe auxilio desde el santuario, que te apoye desde el monte Sión” (v 2,3). Y con esta misma tónica continua hasta el versículo 7.

Pasa luego el salmista a reconocer los favores que el Señor ha concedido al rey: “Ahora reconozco que el Señor da la victoria a su ungido, que lo ha escuchado desde su santo cielo, con los prodigios de su mano victoriosa” (v 7). Aquí vemos como el autor reconoce que la victoria la alcanza el rey porque el Señor lo ha protegido.

En los versículos siguientes, vemos como el pueblo tiene la certeza de que quien da la victoria no es la fuerza de los guerreros sino Dios que es su protector: “Unos confían en sus carros, otros en su caballería; nosotros invocamos el nombre del Señor Dios nuestro” (v 8). Ahí estriba la victoria en la protección del Señor, en la cual confiaron. Invocar el nombre del Señor es el arma decisiva para el triunfo. Por esta razón ellos se mantienen en pie y los enemigos cayeron derrotados (cfr. v 9).

Nosotros cristianos, vemos en este salmo la victoria de Cristo ante la muerte: Yo he vencido al mundo, dijo Jesús. También es la gracia que Dios nos concede a cada uno ante la lucha contra el mal. Dios no permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. Él vela por sus hijos como padre amoroso, siempre podemos confiar en él.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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