Hijos mal queridos
Lo importante en el nacimiento de un bebé no es la riqueza o pobreza de su hogar sino el amor con que es esperado y recibido. Siempre recordaré el ejemplo que nos dio una profesora de psicología. Los americanos, que son únicos para hacer experimentos, pusieron diez recién nacidos cuidados por unas enfermeras que los trataron con gran cariño. Otros diez fueron puestos al cuidado de unas enfermeras que los cuidaron materialmente sin faltar en nada pero sin cariño. Al cabo de unos años los niños que habían sido tratados con cariño no presentaron problemas psicológicos y los otros diez, varios de ellos tenían comportamientos de irascibilidad, o problemas más profundos. ¿Qué los distinguía unos a otros? El trato cariñoso.
¡Qué importante es el amor en los primeros años de la infancia! El cariño hace casi tanto como la alimentación. En edades superiores, tuve la experiencia en una casa de protección de menores. Había niños que estaban allí por problemas familiares: Hijos de adulterio, de madres solteras, etc. y otros por problemas económicos. Los primeros tenían serias dificultades de comportamiento los otros como no se sentían rechazados por sus padres y entre la pareja había armonía no presentaban dificultades particulares.
En esta casa teníamos que hacer de padre y madre sin serlo. Era una de las prioridades del equipo: Hacer que los niños acogidos se sintieran queridos sin por ello dejar de ser exigentes en lo que fuera menester. El amor es también exigencia y el sí tiene que ser sí y el no, no.
Si todos los padres que esperan un hijo pensaran en lo importante que es el que el hijo que se está formando en las entrañas de su madre debe ser querido, esperado y amado nuestra sociedad tendría menos problemas psicológicos de adultos inadaptados o desquiciados. Texto: Hna. María Nuria Gaza.