Oración de un creyente ante el peligro

Oración
En toda época ha habido peligros. El salmo 82 es un vivo ejemplo de ello. El autor del salmo ve como su pueblo está amenazado por los enemigos. Su corazón se eleva hacia el Señor, el único que puede librar su nación de caer en sus garras. Es que los enemigos del pueblo judío son los enemigos de Dios, porque ellos son los infieles: “Señor, no te estés callado, en silencio e inmóvil, Dios mío, mira que tus enemigos se agitan y los que te odian levantan la cabeza; traman planes contra tu pueblo” (v 2- 4).

El salmo continua: “Dicen: Vamos a aniquilarlos como nación, que el nombre de Israel no se pronuncie más” (v 5). ¿No es esto lo que pretendía el Estado Islámico frente a los cristianos y los yazidies de Iraq? Borrar el nombre de Jesús y la exterminación de los infieles al islam que ellos tienen en su mente. "Algunas fuimos violadas, otras fuimos simplemente un regalo que los activistas del EI se hacían mutuamente, a veces a cambio de un paquete de cigarrillos, llevadas a los mercados de esclavas de Mosul”, cuenta una joven que había sido secuestrada por ellos a los 14 años.

El salmista, sin que perdamos de vista que ora antes de la llegada de Jesús, tiene sentimientos de venganza contra los enemigos: “Trátalos como a Sísara… que fueron aniquilados… y sirvieron de estiércol para el campo” (v 11). Y unas líneas más adelante continua: "Dios mío, hazlos hojarasca, vilanos frente al vendaval” (v 14).

Solamente al terminar su oración, pide al Señor que con su castigo, reconozcan los enemigos al Señor excelso sobre la tierra (Cfr. v 19). Y es que ante tanta maldad a uno le vienen deseos de venganza. Mas los cristianos sabemos que sólo con el amor venceremos al mal; por esta razón hay que pedir al Señor que pacifique nuestro corazón. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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