El fragmento del evangelio de San Juan 5,1-3, nos narra la curación realizada por Jesús del paralítico tendido junto a la piscina de Betesda. El hombre pobre y enfermo llevaba muchos años esperando ser curado por el agua salvadora que era removida por la mano del ángel.
Jesús le dirige la pregunta: "¿Quieres quedar sano?" y le tiende la mano, lo levanta de su enfermedad y lo reintegra a la vida sana.
Este fragmento evangélico puede ser una invitación a la paciencia y a la confianza. Paciencia porque el tiempo de la curación llegará cuando el Señor tenga previsto, no importan los años transcurridos, sólo importa saber responder a la pregunta de Jesús y Él nos conducirá al agua salvadora.
Aprender a esperar con paciencia la manifestación salvadora de Dios, nos acerca a la santidad. Crecer en la confianza hacia los demás es fuente de gozo y de paz. A veces nos gustaría ver cómo todo se realiza de inmediato, las cosas solucionadas al momento, pero siempre se nos invita a la paciencia, todo nos será dado en el tiempo oportuno, en el tiempo de la salvación.
La paciencia y la confianza son virtudes que germinan en el corazón de toda persona buena. Con su actitud es capaz de hacerlas crecer también en el corazón de todos aquellos que están a su alrededor y crear así un ambiente de serenidad y de paz que es un medio para acercarnos a Dios. Texto y foto: Hna. Carmen Solé.