Pobre patria de Simón Bolívar

Venezuela

La primera vez que estuve en Caracas, el año 1982, me impresionó muchísimo la ciudad de Caracas: la parte del valle con barrios distinguidos, rodeados en sus lomas por barrios enormes de invasión que subían sierra arriba en una de las laderas y en la otra casas de sólida construcción. Eran zonas enfrentadas de forma escandalosa. Me comentaba un caraqueño: “Imagínate, no podemos dejar solas nuestras casas porque vienen y nos roban”. Yo pensé en mis adentros pues si un día se deciden los de los barrios de invasión a bajar al valle no queda títere con cabeza.

La realidad actual es diversa. Nuestras hermanas venezolanas nos comentan: “Nuestra opción por la justicia y por la paz nos exigen acompañar a nuestro pueblo ante la crisis que se ha desatado ferozmente”. La violencia campa a sus anchas. En los hospitales no traen heridos sino muertos. Los médicos tienen que aplicar morfina a los heridos de bala para que mueran sin dolor, como en tiempo de guerra, por falta de medicamentos y de los insumos necesarios para detener las hemorragias. El Estado sigue negando la crisis humanitaria y cierra los oídos al grito de los enfermos: “Tenemos derecho a morir de viejos y no de enfermos en un país rico que gasta el dinero sin sentido”.

Hay en Venezuela una sensación profunda de tristeza por la situación de escasez e incertidumbre y carencia de oportunidades para adquirir alimentos. Esto ha creado un nuevo segmento social, el de la “pobreza reciente”. En las escuelas los niños se desmayan por falta de consumo de alimentos. El director de de un colegio de Fe y alegría comentaba: “Ahora no sólo tenemos que ocuparnos de los niños sino también atender el hambre de los maestros y obreros”.

Confiemos al Señor este rico país que la inconsciencia y destructiva administración ha llevado a la ruina. Pobre patria de Simón Bolívar. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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