Profetas de calamidades

Profetas
En general los profetas no han sido nunca bien recibidos porque anuncian malos augurios en múltiples ocasiones. A la sociedad le gusta oír que todo marcha bien, que no hay que preocuparse. Por ello estos hombres son perseguidos, maltratados y como Jesús, aniquilados. ¿Tendría el coraje de denunciar como los profetas, de decir la verdad ante la injusticia?

Una parte del mundo bien instalado en los principios de la prosperidad económica, de una vida privada bien protegida, no les conviene oír ciertas verdades porque los desinstala. Es muy difícil de hacerse voz de los sin voz, de los pequeños, los débiles, de los pobres que huelen mal, de los no nacidos, comenta frère Olivier, del convento de Jerusalén.

Sin embargo es necesaria esta palabra profética que denuncie. No puedo quedar callado cuando a mi lado se cometen atropellos a los más desprotegidos. No podemos temer a estos que atropellan, el Señor está al lado de los que trabajan por la justicia: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” y esta bienaventuranza se completa con la siguiente: “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,6-7) Sí el Señor está con los hambrientos de justicia y con los misericordiosos, ¿qué podemos temer?Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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