“Puesto que tú lo mandas, echaré las redes”

Confianza
La persona de Jesús siempre sorprende por ser quien es y por su capacidad de hacernos mirar dentro de nuestra propia vida la limitación y la posibilidad que poseemos. La liturgia de cada día, o quizás es mejor expresar, la Palabra que encontramos en los Evangelios es apasionante. Cuando creemos que ya hemos estudiado lo suficiente y que “hemos sacado el jugo” a un texto… volvemos a encontrar que Dios nos sorprende, nos habla y provoca en nosotros una mirada distinta.

En el Evangelio de la semana pasada, Lucas, nos presenta a Jesús predicando en la barca, lugar que por época y cultura era espacio muy cercano a muchas de las personas que allí vivían. Es decir, se situó, buscó un lugar que se identificase con la gente del pueblo. A continuación, Jesús no se conforma únicamente con la predicación sino que toma contacto con unos pescadores. Dice a Pedro y a sus compañeros que vuelvan a tirar las redes, creo que es un momento crucial en la vida de Pedro pero también en la nuestra propia: «Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, puesto que tú lo mandas, echaré las redes» Lc 5, 5

Lo primero a lo que nos lleva a pensar es a que Pedro confiaba en Jesús, pero pensemos que el pescador era Pedro, que venían cansados de pescar durante toda la noche y que vino Jesús a decirles que volviesen a hacerlo. Una cosa que me gustaría resaltar de esta frase es que aquí se muestra cómo Pedro pasa por encima de sí mismo, de lo que él piensa, de lo que él sabe porque la pesca era su mundo… para dejar paso a Jesús. Deja que Jesús pase por su vida y confía en Él, por eso mismo, porque la persona de Jesús entró completamente en su vida. Es una historia, pero que me afecta directamente, porque ¡cuántas veces nuestro criterio prevalece frente a cualquier otro!, no dejamos pasar a nadie, y en muchas ocasiones tampoco Dios tiene cabida. Confiar significa dejarte, abandonarte… aunque parezca que también es un riesgo, pero sin ello la confianza no es tal y no puede crecer. Que sepamos confiar plenamente en ese Dios que tanto nos ama. Texto: Hna. Conchi García.
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