Sígueme

Pedir
“Después de esto, Jesús salió y se fijó en un publicano de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví, estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos, Jesús le dijo: Sígueme. Leví se levantó, y dejándolo todo lo siguió” (Lu 5, 27-28).

Esta es también la invitación que Jesús nos hace en este tiempo de cuaresma: Seguirle más de cerca. Esto comporta que habrá cosas que dejar, como Leví, todo aquello que nos aparta de él. No será la mesa de cobrar impuestos, pero sí dejar nuestras comodidades para estar más atentos a los demás. Seguirle comporta estar con Él, atentos a su querer, dedicarle un tiempo de diálogo, un tiempo de interceder por las necesidades del mundo, para que su mirada misericordiosa sane tantas heridas infligidas a hombres inocentes que sufren las injusticias de los nuevos recaudadores de impuestos, es decir de los que abusan de su poder para explotar a los débiles. Y claro está a mi pequeña medida hacer todo lo posible para estar al lado de los pequeños, porque lo que hicisteis a uno de estos pequeños, me lo hicisteis a mí, dijo Jesús.

Leví no tuvo tiempo de reflexionar que iba a ser de él si dejaba su próspero negocio, todo fue muy rápido, pero la llamada de Jesús fue apremiante. Tampoco yo tengo tiempo de pensar que me va a ocurrir cuando llaman a la puerta para pedirme un favor, es urgente, no pueden esperar, así que, o respondo o dejo pasar la ocasión. Es el Señor que me llama a través de este necesitado. ¿Le voy a negar mi servicio? Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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