Una esperanza para el futuro

La Casa de Familia que nuestras hermanas de Irak abrieron en 2005, en Bagdad, para acoger niñas cristianas huérfanas de guerra, continua su misión. Esta casa fue recibida con mucha alegría por parte del entonces nuncio de su Santidad. En diversas ocasiones fue a visitarla, y la primera vez que estuvo antes de la inauguración, quedó admirado de sus instalaciones y escribió: “No es una casa como los antiguos orfanatos tristes, con habitaciones enormes e inhóspitas; sino todo lo contrario. Habitaciones de dos o tres camas, con sus armarios, sus mesitas de noche, todo de buen gusto. Con duchas suficientes, espaciosas sales de juego y de estudio con un pequeño rincón para orar. Tienen la asistencia médica asegurada en el hospital San Rafael contiguo a la casa. Todo respira serenidad”.

Este grupito de niñas a las cuales las hermanas se esmeran en darlas la mejor formación humana y cristiana, puede que sea como la levadura que podrá en un futuro formar familias cristianas con bases sólidas en medio de un mundo musulmán. Las mayores de estas niñas van a una escuela de rito sirio cercana a la casa frecuentado por niñas de diversas confesiones. Esto es bueno porque es lo que les tocará vivir cuando salgan de la casa de acogida. Las más pequeñas frecuentan el Jardín de Infancia que las hermanas abrieron por estas mismas fechas para los niños del barrio de Karrada. Éste está también frecuentado por mayoría musulmana y algunos cristianos ya que esta es la realidad del país.

Lo que más admiro es que nuestras hermanas en medio de una situación tan caótica hayan tenido el valor de abrir nuevas misiones. Con razón un periodista francés las llamó “Les soeurs courage” (Las hermanas coraje). Si, ciertamente hay que tener mucho coraje para emprender nuevas obras en tales circunstancias.

Pero sólo la gente con valor puede hacer que un país emerja de las cenizas. Ánimo que nuestras hermanas sacan de su gran amor a Dios y a su tierra y saben como buenas hijas de Abrahán esperar contra toda esperanza. Texto: Hna. Mª Nuria Gaza.
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