El grano de trigo

Trigo


El evangelio de Juan en su capítulo 12 cuando ya se acerca la pasión y muerte de Jesús exclama: “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Os aseguro que si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo un solo grano; pero si muere, dará fruto abundante. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga”.

Si el grano de trigo no cae en tierra y muere… son palabras que dan miedo. Dejarse caer en tierra, morir, ¿quién es que quiere dejarse enterrar en la tierra voluntariamente? Señor, no sería mejor morir más tarde, estoy en la mitad de mi camino, tengo una familia con hijos pequeños, una esposa que me adora. Hemos tenido que luchar mucho para encontrarnos en la situación actual, tú sabes lo que hemos sufrido con la enfermedad de mi hijo pequeño, ahora que ya pasó la tormenta me pides morir. Pues bien si tengo que morir necesito tu gracia que me haga perder el terror que le tengo a la que el “poverello” de Asís llamaba la hermana muerte. Concédeme que se desvanezcan todos mis temores.

Pero a lo mejor lo que tú me estas pidiendo, Señor, no es una muerte real sino que sepa morir a todo aquello que me separa de ti, saber vivir abandonado a tu voluntad, saber vivir desprendido de mi yo que casi sin darme cuenta crece desmesuradamente y me impide ver más lejos de mi pequeño mundo. Morir a mi mismo para dar vida a los que están fuera de mi pequeño mundo para que ellos también lleguen a formar parte de mi mundo. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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