La sonrisa de un niño…
A menudo se comenta que en la mañana se necesita un café para despertar, para cargar pilas y afrontar el día, y claro que necesito de ese café pero también puedo decir que es en esta rutina del horario cotidiano la que está llena de vida, de energía, de ternura y qué mejor que la sonrisa de esos niños para iniciar cada día, con todo lo que comporta y acogerlo con agradecimiento, porque siempre te dan, te aportan.
Te manifiestas Señor en cada uno de ellos, en la sonrisa, la alegría, la ternura, también cuando lloran, etc….Sabes que te los confío y presento para que los protejas, los sigas llenando de bendiciones, estando presente en sus “pequeñas vidas” tan llenas de vida.
Ayúdanos Señor a reconocer y disfrutar de tantos momentos alegres, de las experiencias de vida que vivimos cotidianamente con los que nos son más cercanos, aunque a veces nos pasen desapercibidas, que la rutina no nuble el sol que da luz al corazón.
“Quiero ser como un niño:
Señor, mi Dios, quiero ser como un niño.
A veces no sé bien lo que eso significa,
pero me pongo en tus manos,
me abandono.
Consuélame en mis heridas,
anímame en mis cansancios,
envíame a los heridos y cansados
para que yo sea tu ungüento y tu fuerza
en medio del mundo necesitado”
(Francisco J. Jiménez Buendía, sj; www.pastoralsj.org)
Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.