Me volveré a ti, mi Señor

Cruz
Ya llegó el día de irse de retiro, una semana esperada y necesaria. Para mí, este tiempo de retiro primero es un regalo, es sin duda un tiempo de gracia, y muy necesario para el cuerpo y el alma. Hay que alimentarse también espiritualmente y no sólo en un período corto, pero sí que estos días que ahora tengo ante mí, de hacer un alto en el camino, de intentar detener las prisas que cotidianamente nos van conduciendo se hace necesario, tiempo que se me regala para cargar las pilas, para acercarme a Dios.

Es un tiempo fuerte de hacer una mirada interior de la propia vida, de lo que se va viviendo. Acabo de preparar la maleta, lo exterior, lo más material creo que ya está listo, todo controlado y ahora me siento antes de emprender el viaje y me digo: “Lo más fácil ya está, pero ahora tengo que preparar mi mente y corazón para conectar en estos días más contigo, para escucharte y acogerte en el silencio, en aquello que contigo voy a vivir y que aún está por escudriñar….estoy disponible”. Ayúdame a no huir de tu presencia, a dejarte entrar, a no desconectar de ti.

También lo deseo para las hermanas con las que viviré estos días, y a todas las personas que en este tiempo de verano harán un alto en el camino para encontrarse y seguir conectados a Dios. Que sea una experiencia de Fe, de Amor que nos lleve cada día un poco más al Señor presente y vivo en nuestro caminar. “Me volveré a ti, mi Señor, y sólo en ti, apoyaré, descansaré mi vida”.

¿Adónde me alejaré de tu aliento?,
¿Adónde huiré de tu presencia?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
Si me acuesto en el abismo,
ahí estás.
Si me traslado al ruedo de la aurora
o me instalo en el confín del mar,
allí se apoya en mí tu izquierda
y me agarra tu derecha.
Si digo: ”que me sorba la tiniebla,
que la luz se haga noche
en torno a mí”,
tampoco la oscuridad
es oscura para ti,
La noche es clara como el día:
da lo mismo tiniebla o luz.
(del Salmo 139)


Texto: Hna. Ana Isabel Pérez
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