No vuelvas a pecar

Romper las cadenas del pecado
“No vuelvas a pecar (Jn 8, 1-11). Estas palabras de Jesús dirigidas a la mujer adúltera nos las podemos aplicar a cada uno de nosotros. Esto es lo que nos dice el Señor por medio del sacerdote en el sacramento de la Reconciliación: “Yo te absuelvo de tus pecados…” Para recibir la absolución, una de las condiciones es el propósito de no volver a pecar, “en adelante no peques más”.

Hermosa escena, Jesús, el Hijo de Dios, ante una pobre criatura frágil, pecadora. Y los que la condujeron ante el Maestro, hombres perversos, ¿estaban libres de pecado? No, por esto se escabulleron uno tras otro cuando oyeron a Jesús: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Abandonaron su persistente interrogatorio. Quedan solamente la mujer y Jesús, el misericordioso, que no ha venido para condenar sino para salvar.

La oración del Año Santo de la Misericordia en uno de sus párrafos reza así: “Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero, a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una criatura; hizo llorar a Pedro después de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras en don de Dios!”.

El amor venció el odio de aquellos hombres maliciosos, que alegaban la ley como pretexto pero que en realidad lo que querían era poner una trampa a Jesús. En su trampa quedaron atrapados. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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