Las autoridades prohíben ejercer al obispo auxiliar de Shanghái El Vaticano excomulga al obispo chino de Harbin ordenado sin permiso papal
El Vaticano informó hoy de que el sacerdote chino José Yue Fusheng, ordenado el pasado día 6 obispo de Harbin (China) sin el permiso del papa, ha quedado excomulgado automáticamente, a la vez que abogó para que las autoridades chinas "no promuevan gestos contrarios al diálogo con la Santa Sede".
En un comunicado, el Vaticano precisó que José Yue Fusheng ha sido ordenado prelado sin mandato pontificio y que por tanto esa ordenación es "ilegítima" y que automáticamente ha recaído sobre él la sanción prevista en el artículo 1.382 de Código de Derecho Canónico.
Ese artículo prevé que "el obispo que confiere a alguien la consagración episcopal sin mandato pontificio, así como el que recibe de él la consagración, incurren en excomunión latae sententiae (automática) reservada a la sede apostólica".
"Por consecuencia, la Santa Sede no le reconoce como obispo de Harbin (en la provincia china de Heilongjiang) y queda privado de autoridad para gobernar a los sacerdotes y a la comunidad católica de esa provincia", subrayó el Vaticano.
En la nota se precisa que el sacerdote ya había sido informado en varias ocasiones de que no podía ser ordenado porque no contaba con el visto bueno de la Santa Sede "y más veces se le pidió que no aceptara la ordenación episcopal sin el mandato pontificio".
Los obispos que participaron en la ordenación ilegítima tendrá que explicar su participación. En otros casos similares, obispos asistentes explicaron que fueron obligados por las autoridades chinas a participar en ordenados sin el permiso de Roma.
El Vaticano recordó el "deseo" expresado por las autoridades chinas de dialogar con la Santa Sede y a este respecto añadió en la nota que "deseamos que dicha autoridad no promueva gestos contrarios a ese diálogo".
"Los católicos chinos desean que se eviten celebraciones ilegítimas y ordenaciones episcopales sin mandato pontificio, que crean divisiones y propician sufrimiento a la comunidad católica en China y a la Iglesia universal", precisó.
En el comunicado, el Vaticano expresó su "aprecio" por los sacerdotes, personas consagradas y fieles chinos en comunión con Roma que han rezado estos días para que José Yue Fusheng desistiera, así como por la unidad de la Iglesia.
El Vaticano exhortó a los católicos chinos a defender la unidad con Roma y mirar con confianza el futuro, "confortados con la certeza de que a Iglesia está basada en la piedra de Pedro y de sus sucesores".
El pasado día 7, por el contrario, fue ordenado con el visto bueno del papa el obispo auxiliar de Shanghai. El Vaticano expresó su satisfacción, aunque criticó en el comunicado, la presencia en el rito de un obispo que no está en comunión con Roma, lo que consideró un gesto "inoportuno" y "falta de sensibilidad".
Esta no es la primera vez que queda excomulgado un obispo chino ordenado sin la aprobación de papa. El anterior fue Lei Shiying, de la diócesis de Leshan, en la provincia de Sichuan.
En China existen entre 8 y 12 millones de católicos, según datos del Vaticano, divididos entre los pertenecientes a la iglesia controlada por el Gobierno comunista, conocida como "Patriótica", y la clandestina, fiel al Vaticano y perseguida por Pekín.
Uno de los puntos que enfrenta al Vaticano con Pekín es el nombramiento de obispos, pues la Santa Sede reclama que sólo pueden ser designados por el papa, mientras que la "Iglesia Patriótica" los ordena sin el visto bueno papal.
El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951 y, para reanudarlas, Pekín exige que la Santa Sede rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos chinos.
Prohiben ejercer al obispo auxiliar de Shanghai
El recién nombrado obispo auxiliar de la diócesis católica de Shanghái, Thaddeus Ma Daqin, ha sido apartado de sus labores ministeriales después de hacer pública en una homilía su intención de abandonar la Iglesia Patriótica Católica china, ligada al régimen comunista y que no reconoce al Vaticano.
Según informa hoy el diario "South China Morning Post", Ma, de 44 años, no ha sido visto en público desde el pasado 7 de julio, el día que ofició la misa, si bien el rotativo, que cita al medio católico Ucanews.com, indica que se encuentra en Shenshan, cerca de Shanghái.
Ma tiene libertad de movimientos pero las autoridades le han prohibido regresar a su trabajo, añade el rotativo.
Al parecer, autoridades que asistieron el sábado a la iglesia donde ofició la misa Ma salieron "muy enfadadas" por la intención expresa del obispo de dejar sus cargos en la citada Iglesia patriótica china, en la que ocupaba el puesto de vicepresidente de la rama de Shanghái.
El suceso tiene sus raíces en la permanente disputa entre el Vaticano y Pekín, ya que el régimen comunista no reconoce la autoridad del papa sobre la Iglesia católica china, a la que obliga a depender del Partido Comunista.
Según el Vaticano, en China hay entre 8 y 12 millones de católicos, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia Patriótica, controlada por el Gobierno comunista, y la clandestina, fiel al Vaticano y en ocasiones perseguida por el régimen.
Uno de los puntos que enfrenta al Vaticano con Pekín es el nombramiento de obispos, pues la Santa Sede reclama que sólo pueden ser designados por el papa, mientras que la Iglesia Patriótica los ordena sin el visto bueno papal.
En el caso de Ma, no obstante, el Vaticano y Pekín llegaron a un acuerdo para su nombramiento, una fórmula que se ha usado con frecuencia en los últimos años de acercamiento entre el papa y China.
Ma es el primer obispo de la China continental que anuncia que va a dejar su puesto en la citada asociación.
Los sacerdotes y las monjas de la diócesis de Shanghái afirmaron haber recibido un mensaje de Ma anoche en el que el obispo señalaba que se sentía "mental y físicamente exhausto", y que necesitaba "un descanso y un retiro personal".
Algunos de ellos manifestaron su preocupación por la seguridad de Ma: "rezaré por él", señaló uno de ellos a Ucanews.com.
El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951 y, para reanudarlas, Pekín exige que la Santa Sede rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos del país asiático. (RD/Efe)