(Valerio Gigante, en Adista).- Los divorciados "viven plenamente en la iglesia", ha manifestado Benedicto XVI en Bresso, el pasado 3 de junio, durante la misa final conclusiva del VII foro mundial de las familias. Declaración de alcance, recogida por los periódicos y las televisiones. Pero de ninguna importancia práctica. Que los divorciados formen parte de la Iglesia, en cuanto bautizados, es algo que nadie puede negar, incluso entre los prelados más conservadores.
Sobre todo, si, después de dar por finalizado el matrimonio, no han contraído otro. La cuestión -la que sigue en pie- es la posibilidad de que los divorciados que se hayan vuelto a casar, o que convivan, puedan participar en la eucaristía y en los demás sacramentos.
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