El proyecto inicial de Serrat al dar a conocer el nuevo cancionero "Hijo de la luz y de la sombra" era recorrer España presentándolo en concierto, del 28 de marzo de este año (fecha del fallecimiento de Miguel) al 30 de octubre (centenario del nacimiento del poeta alicantino). Pero tuvo que ser operado de urgencia el pasado mes de marzo por un peligroso nódulo en el pulmón.
Repuesto, este fin de semana (viernes 23) se enfrentó, con la energía y lucidez de siempre, a su primer compromiso: concierto ante tres mil personas, en la inauguración del magnífico Palacio de los Deportes de la Universidad Miguel Hernández de Elche, donde residen los herederos del poeta pastor y se conserva actualmente su legado.
MISTERIOSA PRESENCIA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Me gustaría destacar, de entrada, el decidido propósito de Joan Manuel de cantar sólo al Miguel Hernández de su primer vinilo de hace casi cuarenta años (1972) y al del novísimo CD "Hijo de la luz y de la sombra", con trece nuevos poemas de todas las épocas. Aunque omnipresente, desaparece Serrat de escena.
No sólo los textos que canta son todos de Miguel (él también es magnífico poeta). Declama, además, versos del oriolano en la presentación de cada canción. Me atrevería a llamar "Auto sacramental" a este singular concierto, por su hondura, su belleza, su encantamiento. Y no me parece excesiva esta calificación. El importante crítico Jesús Ruíz Mantilla acaba de referirse a él como "auténtico oratorio hernandiano".
Como en una liturgia, hay aquí cánticos, rituales, participación, misterio, trascendencia.La presencia que emerge con emoción y se apodera del corazón de todos es la de Miguel, que regresa para iluminar nuestras vidas. Sus palabras de fuego alimentan el alma de todos. Su mensaje de hombre bueno abre caminos a nuestra búsqueda de sentido.
No es lo mismo leer versos de Hernández en la paz de nuestro hogar, o acoger sus poemas cantados por el íntimo cauce de unos cascos musicales, que sentir, unánimes con el poeta, sus dolores, sus dudas, su creatividad, su entrega, sus alegrías, en el happening de un encuentro junto al palmeral de Elche (más de 200.000 ejemplares).
SERÍA UN ERROR PENSAR EN UN MIGUEL SEMIANALFABETO
Tuvo Serrat la feliz ocurrencia de elegir para su cancionero poemas de Miguel en todas las etapas de su vida literaria. Ni siquiera faltan importantes ejemplos en su edad juvenil. Sería un error pensar que Hernández era semianalfabeto. La formación cultural que tenía a los quince años era muy superior a la de la media nacional.
Con cinco escasos años ya asistía a las clases de un maestro cercano. Después, en el Colegio Santo Domingo, contiguo a su vivienda, fue aventajado alumno, primero, de las Escuelas del Ave María del Padre Manjón. Y después, con trece años, del Colegio de Jesús regentado por jesuitas, donde obtuvo las máximas calificaciones. Hasta que su padre le retiró de estudiar para ayudar a su hermano Vicente en el negocio de las cabras.
De su juventud, selecciona Joan Manuel un simpático poema muy de la tierra: "La palmera levantina". Y los interesantes versos de dos títulos muy complejos: "Del ay al ay por el ay" y "Dale que dale", que expresan con claridad el rigor moral de los formadores que orientaron su fe con normas éticas más próximas al masoquismo que a la salud espiritual.
Acabo de leer, en el "ABC" de hoy, un curioso artículo de Blanca Torquemada titulado: "Ellos también estudiaron en colegios religiosos" (y se refiere a Aznar, Fernández de la Vega, Zapatero, Rubalcaba, Rajoy, Javier Solana, Ángel Gabilondo, etc.). Yo añadiría, con satisfacción y justicia, a Miguel Hernández, a quien facilitó, además, importantes lecturas literarias el vecino canónigo Luis Almarcha.
POESÍA EN LA GUERRA, POESÍA DESDE LA CÁRCEL
De "EL RAYO QUE NO CESA" (1936), se escoge la "Elegía" a la muerte de Ramón Sijé, muy aplaudida en el auditorio de Elche.
En el primer poemario en guerra "VIENTO DEL PUEBLO", selecciona Serrat "Uno de aquellos" sobre las brigadas internacionales, la impresionante "Canción del esposo soldado", escrita por un Miguel que va a ser padre desde la trinchera; y "El niño yuntero", inolvidable. De esa época, se escuchó con emoción en el concierto "Las abarcas desiertas" sobre el caprichoso reparto de regalos, por Navidad, de unos injustos Reyes Magos.
Al final de la contienda civil, elige Serrat, siempre actual, del libro "EL HOMBRTE ACECHA", las canciones de "El hambre" y "Para la libertad" (del poema "El herido"), también imprescindibles.
Y llegamos a los versos más hondos, más auténticos, más personales, de "CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS". Cuatro poemas del primer disco se seleccionan para el concierto: "Nanas de la cebolla", "Menos tu vientre", "La Boca" y "Llegó con cuatro heridas..." Y se ofrecen al disfrute cuatro nuevos poemas: "El mundo de los demás", "Cerca del agua", "Sólo quien ama vuela" y el que da título al CD y al concierto: "Hijo de la luz y de la sombra", hermoso canto al amor de la pareja y al hijo que nace de ese amor... ¡Ah, me olvidaba! Hay otros versos, descubiertos en la obra teatral "El pastor de la muerte", con el título: "Si me matan, bueno"...
PARA INVESTIGAR CADA UNA DE LAS TRECE CANCIONES DEL NUEVO CD
He escrito todo lo anterior para deciros, esquemáticamente, que, a lo largo de varias semanas, he ido investigando, en mi blog de Religión Digital "NIDO DE POESÍA", cada una de las trece canciones que componen el CD con nuevos poemas de Miguel Hernández. A ellos me remito para profundizar. Aquí encontraréis enlace a estos comentarios. Me gustaría que os resultara la experiencia agradable y provechosa:
“HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA” Enlaces
Se dedica un artículo a cada una de las trece canciones
con texto de Miguel Hernández y música de Serrat