La Colecta del vino de las Hermanitas de los Pobres.

La Biblia ya recoge entre sus recomendaciones compartir con los pobres una parte de los frutos de la tierra. Este es el argumento que avala el recorrido que por estas fechas hacen desde hace años las Hermanitas de los Pobres, unas religiosas que tienen como vocación dedicar su vida y sus cuidados a los ancianos, especialmente a los más pobres.


Entre las muchas iniciativas que desarrollan estas mujeres, para lograr sacar adelante sus casas, está una que ellas denominan “la Colecta del Vino”. Respetando el deseo de anonimato de estas mujeres diremos que “una de las religiosas” explica en que consiste: “vamos visitando diversas bodegas de la Rioja donde nos dan unas cajas de vino para los ancianos, y en muchas también nos dan además un donativo. También hay bodegas que se dedican a la producción de vinos más selectos que prefieren darnos el importe de lo que darían en vino en dinero. Cualquiera de las opciones nos valen.”
Un total de 73 bodegas de D.O. Rioja participan en esta iniciativa. El Ciego, Fuenmayor, Briñas, Haro, Labastida, Ábalos, Laguardia, Samaniego, san Asensio, San Vicente de la Sonsierra, Cenicero y Ollauri.

Lo primero que uno piensa es que en ese recorrido por “la costa del vino” las hermanas pueden acabar haciéndose con una buena partida selecta de caldos riojanos. Y, cierto es que ese vino se usa, en una parte para ofrecérselo a los ancianos en las comidas, pero hay un “excedente” que tiene otros usos, como lo explica la religiosa: “tanto con el vino como con otros productos que nos llegan a través de donaciones, el criterio siempre es el mismo. ¡que nada se pierda! Para ello lo que vemos que nosotras no vamos a usar porque excede la cantidad que tenemos de nuestras necesidades reales pues le damos otro destino: lo cedemos a otras casas de la orden o a otras entidades benéficas, tanto de la iglesia católica como de otras confesiones. Así por ejemplo en Vitoria-Gasteiz solemos compartir productos, y ellos con nosotras, con una comunidad evangélica gitana que nos conocimos un día coincidiendo en el banco de Alimentos, y con una comunidad africana.” Esta religiosa ha pasado por otras casas y recuerda: “En Perpiñan teníamos trato con comunidades musulmanas y evangélicas”.
Hablamos también con algunas de las bodegas que participan en esta campaña:

Cristina, de bodegas Remírez Ganuza. Esta empresa familiar lleva años colaborando y compartiendo el fruto de su trabajo con buenas causas: “Colaboramos con las hermanitas de los pobres de Logroño y con las de Vitoria. Yo entré a trabajar con mi padre en el 2008 y ya hacía años que se venía desarrollando esta colaboración.” La familia Remírez Ganuza colabora también con la parroquia y con las hermanas en otras épocas como en Navidad. “La verdad es que no nos supone mucho esfuerzo. Las hermanas piden poco, unas botellas. Y además hacen una gran labor intentando hacer la vida más agradable a los ancianos que dependen de ellas. Se suelen llevar unas cajas de vino de año o el reserva Fincas de Ganuza.

Este año la vendimia pronostica una buena añada, “las fermentaciones han ido muy bien y los vinos huelen estupendamente” dice Cristina.


Amaya de bodegas Ntra. Sra. de Remelluri en Labastida. Esta bodega está asentada en uno de los extremos de la localidad alavesa. Conserva en su hacienda una sencilla ermita con una Andra Mari (réplica de la original) que recuerda el pasado religioso de esa heredad. “Yo recuerdo que se colabore con las Hermanitas de los Pobres de toda la vida. Siempre hemos aportado unas cajas de vino. Estas entidades religiosas dan confianza y garantía del buen uso de las aportaciones que se les hacen.” En Remelluri se conservan unas colmenas que el año que la cosecha de miel es generosa les permite darles a las monjas también unos tarros de rica miel.
Gloria es la mujer de José Luis y ambos, que vienen de familias con tradición bodeguera, comenzaron hace 15 años la aventura de sacar adelante Bodegas Gil Berzal. Es una bodega joven que intenta hacerse un hueco en el mercado. Por ello aprovecharon la última visita de las monjas para intercambiar vino por oraciones “por la buena marcha de la empresa”.


Beatriz, de la Bodega La Rioja Alta SA, en Haro y Páganos, tiene una relación cercana y familiar de siempre con las hermanitas, "visitaban mucho a nuestra abuela y tías, y han seguido con mi madre, mi casa y por supuesto, la Bodega. Tanto es así que uno de los antiguos despachos era conocido como el cuarto de las monjas. Su labor es importante, asistiendo y acompañando a los mayores, cuidándoles y dándoles cercanía, es como una nueva familia para ellos, cuando los tuyos no pueden estar contigo de continuo. Les apoyamos en vino y otras necesidades y lo seguiremos haciendo, de eso viven, cuentan con todos nosotros".

Pensar en el pobre y el forastero en las tareas agrícolas es una tradición veterotestamentaria. En el pasaje del Levítico 23,22 se dice: “Cuando seguéis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella ni espigaréis el sobrante de vuestra mies; los dejaréis para el pobre y para el forastero. Yo soy el SEÑOR vuestro Dios.” Y de ahí nos ha llegado el término “espigar” para quien recoge lo que queda en el campo tras la cosecha. Pero en el mundo de la vid existe un término propio: el rebusco. El alavés Javier Marquinez, en su libro “La Biblia, Primer tratado de viticultura y enología”, recoge las siguientes citas: Deuteronomio 24, 21 “Cuando vendimies tu viña, no harás rebusco. Lo que quede será para el forastero, el huérfano y la viuda”. Y otro texto del Eclesiástico 33, 16: “También yo, el último, me he desvelado, como quien racima tras los vendimiadores”. Marquinez añade el siguiente comentario: “En la Biblia aparece varias veces la palabra rebusco. En la actualidad empleamos la palabra racimar para describir la vendimia de la racima, que son unos racimos procedentes de yemas formadas ese mismo año y por lo tanto más tardíos que los racimos del sarmiento. Además de brotar más tarde son de un tamaño más pequeño y de ningún valor comercial. Hasta hace pocos años se solía recoger para elaborar un vinillo para consumo familiar. En la actualidad se dejan en el campo para el consumo de los animales, particularmente los miles y miles de estorninos que surcan nuestros cielos en otoño. En la Biblia le dan un destino más apropiado, para consumo de pobres y necesitados.”


Las hermanitas de los pobres Cuentan con 29 casas en España y atienden a unos 2.500 ancianos. En Vitoria-Gasteiz están presentes desde 1878. “Vivimos y trabajamos dependiendo de la caridad, por lo que no optamos a subvenciones ni ayudas institucionales, aunque puntualmente a veces nos dan alguna ayuda muy concreta.”


La ausencia de subvenciones no les exime del cumplimiento de normativas y mejoras que tienen que ir haciendo en sus casas, como la última obra acometida en la casa de Vitoria para acondicionar los baños de las habitaciones para personas con minusvalías. Más de un millón de euros que tienen que ir recaudando céntimo a céntimo. Mientras la vida sigue dando gastos. Mientras hablábamos el taller le llamaba al móvil a la hermana para decirle lo que les costaría la última avería de la furgoneta.
Cada año las hermanitas de los pobres realizan un envío masivo de cartas deseando Feliz Navidad, recordando que Navidad es Amor y que ellas viven de la generosidad de quien pueda colaborar económicamente. Este año la carta, que pacientemente ensobran los ancianos de la residencia, expondrá dos necesidades concretas: la financiación del arreglo de los baños y una lista de los productos alimenticios más necesarios y de más consumo en la casa. Aceite, atún, leche semidesnatada y ajos. Y entre los productos de limpieza; lejía, bolsas de basura y papel higiénico.
El vino ni se menta porque para eso están las bodegas de la Rioja cumpliendo, “como Dios manda”.

Non solum sed etiam

Lo mejor del periodismo es la gente con la que te cruzas en el ejercicio de esta vocación. Y lo bonito de este artículo ha sido hablar con las personas que llevan las bodegas y en las que la tradición cosechera hace maridaje con una conciencia solidaria.
Poco más que añadir, que brindo por estas gentes y por las Hermanitas de los Pobres, y lo hago con un buen Rioja, que para eso mi padre era de Labastida, y porque procuro que nunca falte en mi mesa, para disfrutar y para compartir.

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