Hablando de Vitoria-Gasteiz...

Aunque la Administración siempre está abierta a oír la voz del ciudadano, no son de perder las ocasiones en las que un político te da la oportunidad de escuchar-te. Gorka Urtaran “me lo hace saber” en el buzón de mi casa a través de una iniciativa que lleva por lema “quiero que hablemos de Vitoria-Gasteiz”; y el pasado sábado tuve la oportunidad de, casualmente para mí, cruzarme frente a la entrada del Eroski, en el Boulevard, con Javier Maroto. Muy cordial se acercó a mí cuando percibió mi interés en dirigirme a él. Me presenté y le comenté que quería trasladarle una desagradable sorpresa que me llevé el otro día en un tema que afecta a la convivencia ciudadana: Tras haber sido legalmente sancionado por un aparcamiento indebido se me ocurrió reivindicar una ciudad para el uso, donde lo que se sancione sea el abuso, a través de la interposición de un recurso que fui a tramitar a un Centro Cívico. Sabía, de oídas, que por pronto pago había una reducción de la sanción y, por ello, en ventanilla me disponía a realizar las dos gestiones, el pago en plazo para acogerme a la bonificación por pronto pago y el recurso, con mis argumentos abalados más por el sentido común y la lógica humana y humanista que por el reglamento municipal.



Los funcionarios me avisan que si pago no tengo derecho a recurso y que si recurro no tengo derecho a bonificación ¿cómo?


Parece evidente que mucha experiencia en el tema de infracciones no tengo.


Rebobino el planteamiento y saco en conclusión que: el Ayuntamiento me penaliza si hago uso de mi derecho al recurso. Que se sobreentiende que si pago es porque me declaro culpable y por lo tanto va en contra de la presentación de un recurso.


¡A ver! Vamos por partes: si pago es porque he sido objeto de una multa por infracción y si pago en fecha puedo acogerme a una bonificación. PUNTO FINAL.


En segundo lugar considero que las circunstancias que me llevaron a estacionar durante no más de 7 minutos el vehículo en una zona prohibida me eximen de ser sancionado porque en una colisión de derechos las personas y sus circunstancias pueden estar por encima y prevalecer frente a las cosas. Vamos que soy de los que defienden que el hombre es antes que el sábado.
Al final, lo que suele pasar, y me lo confirman los funcionarios que atienden estos asuntos, la gente paga y no recurre.


Pues me parece una norma injusta y que solo dice de la Administración que la aplica que el ciudadano y sus circunstancias le importan un pimiento y que esta normativa es un recurso legal muy efectivo para ir haciendo caja.


El relato de los hechos y mi juicio fue escuchado por Javier Maroto con atención y me dijo: “Estoy de acuerdo contigo, pero yo solo soy el alcalde y esta es una normativa de ámbito europeo que se aplica en todas las ciudades del mundo.”


Ya ¿Y? mal de muchos… epidemia.


Yo no podía perder la ocasión que me brindaba: Desconozco el nivel de maniobra que los ayuntamientos tienen para aplicar o no normas de ámbito europeo, pero además de alcalde eres parlamentario, y perteneces a un grupo político con representación en Europa. (No me vale el “yo solo soy el alcalde”)
Muy amablemente se ofreció a interesarse por el recurso presentado, a lo que, agradecido, le dije que no, gracias, que el recurso ya llevaría su curso y que además consideraba que eran dos temas diferentes.


Me trasladó su intención de mirar esa normativa sobre la que compartía mi valoración de norma injusta. Seguidamente me invitó a sumarme a la campaña de recogida de firmas para la revisión del sistema de la concesión de la RGI. Decliné amablemente su invitación añadiendo el dato de que, como voluntario de Berakah, conocía algo de cerca la situación de algunas personas que vienen a nuestra ciudad. Quizá haya que revisar el sistema de las concesiones de la RGI, pero así no y por lo tanto no me sumo a su campaña, algo que, me dijo, ya se sospechaba iba a hacer. Pero era lógico que tuviera que intentarlo, para eso estaba ahí.


Apuré unos minutos más, robándoselos prácticamente de atender a los voluntarios que reclamaban su presencia y pude decirle: creo que vuestra labor (políticos en general) sería la de hacer que lo legal fuese cada día más ajustado a la justicia. Que nos rasgamos las vestiduras por aquellos que defraudan en la RGI mientras tenemos que soportar los grandes fraudes que “¡¡¡como legalmente han prescritooooo!!! ¡¡¡Se sienteeee!!!!”. Me dio tiempo a decirle también que como propuesta concreta ojalá el Consejo Social tuviese un papel más importante en el gobierno de la ciudad, que pudiese fiscalizar la labor de los gestores de la res publica y trasladarles el verdadero modelo de ciudad que los ciudadanos queremos, porque al final la decisión la toman cuatro y cada cual proyecta su pirámide (que como decía Les Luthiers no sé qué tienen de proyectos faraónicos).



Non solum sed etiam


Soy cristiano y la Iglesia es mi plataforma desde la que quiero aportar mi grano de arena a la transformación de esta sociedad y del mundo. Mi opción política es no significarme con ningún partido pero también no perder las oportunidades que las personas que ejercen la política puedan ofrecerme de escuchar mi voz y mi voto.

Como Maroto no tomó notas del asunto me ha parecido oportuno difundir el encuentro, para también dar la opción de que otras opciones políticas se sumen a la modificación de esa normativa que se puede encontrar detallada en el reverso del parte de denuncia.

Yo también, desde mi sitio, apuesto por una ciudad mejor.
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