La expedición diocesana a la JMJ en Cracovia se encuentra ya en Italia , en Padua concretamente, y viajarán en tren hasta Venecia para conocer la ciudad universalmente conocida por sus canales.

De Vitoria-Gasteiz partieron cargados de ilusión y en el maletero del autobús, además de las mochilas, cargaron con algunos detalles que les servirán para responder a lo que ya es una tradición en cada encuentro de la JMJ. Los jóvenes llevan algún detalle para compartir con otros jóvenes de otros países: estampas, medallas, pins, … y desde Vitoria a Cracovia llegarán los “Misterios Golosos” como los denominaría Ricardo Sáes de Heredia,el Abad de la Cofradía, el día de su presentación. Una caja llena de bolsitas azucarillos en cuyas caras están impresas algunas de las escenas y faroles que integran el conjunto artístico del Rosario de los Faroles de la Virgen Blanca de Vitoria.

Esta iniciativa puesta en marcha con la empresa de Cafés la Brasileña y que estará presente en la hostelería alavesa durante los meses estivales llegará también a Cracovia. La colección editada en esta ocasión consta de 16 imágenes seleccionadas por la Cofradía y que representan una parte de ese patrimonio artístico que duerme durante el año en el Museo de los Faroles y que sale para procesionar cada 4 de agosto.

El grupo de peregrinos de Vitoria a la JMJ de Cracovia llevan una caja con varias muestras de estos azucarillos para regalar a otros jóvenes como detalle y recuerdo de su lugar de origen. También llevan estampas y medallas de la Virgen Blanca de Vitoria y dulces que entregarán a las familias que los acojan en las localidades polacas donde pernoctarán los días previos al encuentro con Francisco en el Campo de la Misericordia.

Non solum sed etiam


No pudo llegar más a tiempo la iniciativa de Cafés la Brasileña y de la Cofradía de la Virgen Blanca, y seguramente que para sus promotores nunca imaginaron lo lejos que puede acabar llegando algunos de los sobrecitos de estos “misterios golosos” de Vitoria.

Otro detalle que en las JMJ se cuida es el del valor de los pequeños detalles, la Iglesia lo dice, el Papa lo predica, los pastores lo recuerdan: el valor de los pequeños detalles. Los pequeños detalles nos acercan al prójimo y que mejor forma que dejándole un dulce recuerdo.