Las lluvias de los últimos días están originando las crecidas de pantanos y ríos hasta sobre pasar los limites y llegar al desbordamiento y la inundación de terrenos y fincas.
Este fenómeno se repite cíclicamente y algunas voces apuntan como causa-consecuencia las obras de canalización de los ríos y modificación de los cauces que el hombre ha ido realizando.
Muchos argumentan que la Naturaleza, mas tarde o más temprano recupera lo que era suyo.
Non solum sed etiam.
La historia está cargada de interpretaciones de las catástrofes naturales ligadas a designios divinos. Desde las plagas de Egipto hasta la “Ira de los dioses” relatada y justificada en diversas culturas de los cinco continentes, el hombre ha culpado a Otro de alguno de sus infortunios.
La ciencia ha ido ayudando a terrenalizar mas estos hechos ofreciendo explicaciones lógicas y coherentes de simples fenómenos naturales o reacciones claramente resumibles en un causa – efecto.
Algunas de estas explicaciones en lugar de apuntar hacia arriba dirigen el dedo acusador hacia los lados señalando al ser humano y a sus actuaciones de modificación de los estados naturales de las cosas como causa de algunos desastres.
Aquí es donde entra en juego la teoría de que La Naturaleza, no Dios ni los dioses, saca su “titulo de propiedad” y restablece los límites y fronteras según su criterio natural.
Las leyes de la naturaleza y la ciencia vienen a exculpar a Dios, y a los hombres nos ofrecen motivos de reflexión sobre nuestro proceder, y desde una lectura creyente sobre nuestra responsabilidad en el cuidado y conservación de esta Tierra que se nos dio como herencia, aunque el título de propiedad a veces lo ponga sobre la mesa la propia Naturaleza.