Una crónica diferente de la reapertura de la Vieja Catedral

Pasadas las 11:30 del Domingo de Pentecostés de 2014 se abría la verja de acceso al pórtico de la vieja Catedral de Santa María de Vitoria. Los feligreses regresaban al templo para poder rezar tras más de dos décadas desde que se cerró para el culto.
Horas y días antes cientos de personas habían estado cuidando y mimando cada detalle en una celebración solemne y cargada de signos.


El servicio de comunicación del obispado coordinado con el personal de la Fundación Catedral Santa María fueron los guardianes que velaron por el desarrollo del acto en todo momento.
El clero tenía todo preparado para la liturgia, las autoridades sus puestos de honor y para el pueblo se habilitaron todos los espacios posibles, incluida la gran pantalla del pórtico a través de la cual muchos pudieron seguir la celebración con toda comodidad. La Camerata Gasteiz y los coros tenían habilitada una de las naves laterales y los medios encargados de retransmitir en directo el acto, Radio Vitoria y ETB2 tuvieron todas las facilidades para desarrollar su trabajo.

El obispo de Vitoria, monseñor Asurmendi, fue acompañado en el presbiterio por el arzobispo de Pamplona monseñor Francisco Pérez, a quien acompañaba también su auxiliar J. Antonio Aznárez; también concelebraron monseñor Iceta, obispo de Bilbao, el Secretario del Pontificio Consejo para los textos legislativos, el vitoriano Juan Ignacio Arrieta, los enviados por la nunciatura Monseñor Santiago de Wit Y monseñor Javier Fernández; también les acompañó el emérito de San Sebastián monseñor Uriarte.

Entre las autoridades civiles acudieron representantes del Ayuntamiento, la Diputación Foral de Álava, las Juntas Generales de la Provincia, el Gobierno Vasco y el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma Vasca. También acudieron otras figuras de la política nacional naturales de esta tierra.

La parte musical de la liturgia corrió a cargo de el Coro Araba, la Orquesta Camerata Gasteiz, los organistas Sabin Salaberri y Floren Unzueta y un coro formado por integrantes de varias parroquias de la diócesis.

Dos momentos especiales en esta celebración que duró algo más de dos horas fueron la bendición del Ara del altar y el anuncio de otra de las grandes celebraciones para este año en la diócesis. Monseñor Asurmendi comunicó la fecha de la beatificación del sacerdote y arquitecto Pedro de Asua, que tendrá lugar el próximo 1 de noviembre. Se da la circunstancia de que será la primera beatificación que se lleve a cabo en esta diócesis en toda su existencia.

Non solum sed etiam

Si cualquier noticia da pie a ser vista desde muchos ángulos un acto como este da si cabe más juego todavía. En parte porque, y aunque radio Vitoria y la ETB2 retransmitieron en riguroso directo la ceremonia, siempre hay detalles que entrarían en aquella sección informativa de un programa de deportes del Canal + que creo recordar se llamaba “lo que el ojo no ve”.

Y a los ojos de la mayoría no se vieron los preparativos de la ceremonia, el nerviosismo de los responsables de que todo estuviese en su lugar y que el guión se cumpliese sin sobresaltos. A los ojos de la mayoría pasaron desapercibidos reencuentros, abrazos y saludos. El obispo de Vitoria, monseñor Asurmendi, se manifestaba gozoso y satisfecho, iba felicitando a todos, porque la Catedral es de todos, y de todos recibía las felicitaciones por ser él a quien correspondía presidir esta festiva celebración. El saludo de Maricarmen, su antigua secretaria, la acogida a sus hermanos obispos que acudieron a acompañarle y arroparle en la celebración. Un dato anecdótico: ninguno de los obispos presentes había celebrado antes en la Vieja Catedral. Cuando se cerró al culto, la última eucaristía fue presidida por el predecesor de Asurmendi, D. José María Larrauri.


Otro dato para las hemerotecas fue la participación de D. J. Antonio Aznárez, el auxiliar de Pamplona y uno de los nombres que hace tiempo llegaron a sonar como posible sucesor de monseñor Asurmendi cuando este presente su renuncia al Papa el próximo mes de marzo de 2015 y ésta sea aceptada. El tiempo dirá si su presencia adquiere otros significados más adelante.

En la crónica de “lo que el ojo no ve” en esta celebración encontramos otros detalles como la emoción con la que algunos veteranos vitorianos y vitorianas se acercaron ayer a Santa María: “aquí fui bautizada”, “aquí me casé yo hacer más de 50 años”, “aquí recibí la Confirmación”, … la memoria viva de la historia de este templo reflejada en su feligresía.

Junto a la catedral y formado parte de ella se encuentra la capilla de Santiago que funciona como iglesia parroquial. El Domingo de Pentecostés quedaron suspendidas las celebraciones parroquiales porque todos habían sido invitados el domingo anterior a sumarse a esta celebración. La feligresía de la parroquia de Santa María tiene además una característica más acusada que en otros templos: es una feligresía multirracial, multiétnica. De hecho la misa que, hasta ahora se celebraba a las 11:30 y que ha sido trasladada a las 13 horas se denomina la misa de los pueblos. Esta feligresía también estuvo presente en la reapertura de la catedral.

Pero además Santa María es el punto de referencia del Programa Berakah, la expresión viva de la dimensión caritativa de la Iglesia. Y la pastoral con los más necesitados ha inspirado a los consagrados de esta parroquia a realizar la siguiente reflexión que en un correo electrónico hacía llegar el diácono permanente, Fidel Molina: Hoy hemos asistido a la reapertura de la Catedral Vieja de Vitoria.
Una cuidada celebración nos ha situado en un templo precioso, grande y sencillo a la vez, restaurado con mimo y preparado para ser usado por todos y para todos.
Con la apertura de la puerta termina una etapa pero comienza otra. Ahora nos queda, como bien hemos escuchado a nuestro Obispo, hacer de este templo un lugar de encuentro para todos, un lugar de celebración, un lugar para encontrar la fuerza de lo Diocesano.
Pero también nos queda hacer de este templo una verdadera catedral. Desde hace tiempo, he escuchado de “nuestro” Jose Angel, como sueña y nos recuerda un templo, como “siempre han sido las catedrales”, “lugares de refugio para los más pobres”.
Hoy, me preguntaba en los momentos de oración, durante la celebración…¿Qué sentirán los que viven llenos de racismo y ganas de acaparar, los que dicen que esta tierra les pertenece y no quieren que nadie venga de fuera, los que se aprovechan de los que menos tienen para ganar y acumular? ¿se sentirán amenazados por un templo con vocación de atender y ayudar a los que ellos no quieren? ¿Estarán hoy contentos por este templo, “refugio de los más pobres”?
Hoy, por cercanía, a todos los que formamos, Berakah, se nos abren las puertas de un precioso templo que tenemos que conseguir llenarlo de dignidad, de acogida, de escucha, de respuesta y de vida para los que este mundo les deja excluidos. Un lugar donde los más importantes sean los que menos importan al mundo.
La historia no acaba, nada más, que comenzar…ahora nos toca trabajar…seguir trabajando sin descanso para que a la sombra de esa catedral la palabra de Dios se haga realidad.
Esto no depende de grandes sermones, ni de bonitas celebraciones…ahora depende del trabajo de todos y cada uno de nosotros.
No se si me van a oír…(intentaré contárselo a algunos) FELICIDADES A TODOS LOS MARGINADOS, LOS DESGRACIADOS, LAS PROSTITUTAS, LOS QUE NO LES LLEGA PARA COMER O PAGAR EL ALQUILER…hoy Dios ha puesto en vuestro camino un REFUGIO!
¡¡¡FELIZ COMIENZO DE UNA NUEVA ETAPA!!!


Mención especial quiero hacer a quienes por diversas circunstancias no pudieron sumarse en persona a la celebración en el templo pero pudieron seguirla a través de la radio o la televisión. Enfermos, personas mayores impedidas, trabajadores, … Y algunas personas que tenían un vinculo muy especial con la catedral pero no pudieron hacerse presentes. Una de esas personas fue Gonzalo Arroita, quien fuera el gerente de la Fundación Catedral Santa María desde su creación en 1999 hasta 2008. Hoy, desvinculado laboralmente a la Fundación reconoce emocionalmente seguir muy vinculado a la Catedral Vieja, a su Casco Histórico y a la ciudad de Vitoria-Gasteiz. En su actual labor de asesoramiento a naciones Unidas en proyectos de desarrollo Gonzalo exporta el modelo de aprovechamiento de los recursos culturales de Álava y Vitoria allí por donde viaja. En conversación telefónica me comentaba que ha seguido por el mundo gracias a internet todos los pasos de la catedral. Hace pocos días pudo hablar con el obispo para comunicarle la imposibilidad de su asistencia al acto y aprovecharon para recordar muchos y emotivos momentos como la presentación del Plan Director a S.S. Juan Pablo II. Gonzalo se escapará a Vitoria-Gasteiz el primer día que pueda para ver con sus propios ojos el templo que siempre permanecerá en su corazón.

De la homilía del obispo y de otros datos de asistencia y nombres de personalidades se puede informar fácilmente en otros medios de comunicación o en la web habilitada por el impecable servicio de comunicación de la Diócesis, a quienes hay que felicitar por su trabajo. Pero de estos otros detalles los medios generalistas no se iban a hacer eco y, también son noticia.

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