Este hijo no paga por entrar en la casa de su Padre.

El patrimonio artístico religioso de las diócesis españolas es un tesoro altamente valorado no solo por las instituciones religiosas sino también por las civiles por lo que de reclamo turístico implica.
Son varias las diócesis las que suscriben acuerdos de colaboración institucional para su mantenimiento, recuperación y uso y disfrute de fieles y “no fieles”.


El mantenimiento de todo este patrimonio religioso conlleva unos costes adicionales que se sustentan en las donaciones particulares y en las participaciones institucionales. Junto a estas opciones recaudatorias de fondos hay otra que es precisamente el objeto de este artículo informativo y de opinión, porque …

Non solum sed etiam.

A lo largo de este verano he vivido la experiencia en dos ocasiones. A la hora de entrar en un templo para verlo y rezar un ratín, alguien en la entrada me ha dicho “es 1 €” la entrada”.

¿Cómo?, he pensado yo. “lo siento, pero no voy a darle 1 € por entrar a una Iglesia.” Los argumentos esgrimidos han sido de lo más variados: “yo estoy aquí para pedirlo”, “Esto no es para mí es para el obispo”, “es un acuerdo de la Consejería de Cultura con el obispado para mantener el servicio de guía y el sostenimiento del templo”, …

Mis argumentos también:

1. Mire esto es un templo dedicado al culto, y para quien cree la presencia de Cristo está representada en esa lamparita roja.
2. No me parece de recibo que le cobren al hijo por entrar en la casa del Padre.
3. Mi colaboración económica no se llama entrada ni tributo ni impuesto, sino donativo y para depositarlo tengo esa cajita de ahí.
4. Si hubiese una zona acotada como museo pagaría religiosamente y con mucho gusto la entrada, pero para entrar a la Iglesia NO.

Creo sinceramente, discrepando de la opinión de obispos con los que he compartido mi experiencia y criterio, que es incoherente el cobro de esta tasa, entrada o como se le quiera llamar por entrar en un templo, si este funciona como tal. Y no me vale el argumento de que “no se cobra durante los oficios”. ¡A ver es que no se visita durante los oficios!

No deberíamos jugar a hacer teología cuando nos referimos a los templos como la casa de Dios que acoge a sus hijos y hacer economía cuando los hijos del Padre intentan acercarse a su casa. Y si el miedo es que la casa nos dure poco si la gente no colabora económicamente de forma voluntaria o por decreto…, vana es nuestra fe que no cree que el Padre se ocupe de su casa.

Un templo debe ser un lugar de acogida y el hecho de cobrar entrada solo acaba provocando que el que no tenga una motivación fuerte para entrar no entrará, y menos si ha de pagar a la Iglesia un tributo.
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