El valor de la familia en la JMJ

En el periplo del viaje a la JMJ del grupo de Vitoria vivieron ayer la cruda realidad de despedirse de las familias que les habían acogido en las localidades de Siewierz y Brudzowice, y la gozosa novedad de vivir nuevamente la experiencia de la acogida por parte de las familias de Grogec.

Entre medio el encuentro de los españoles en Czestochowa para celebrar la festividad de Santiago Apóstol. Un encuentro en el que además del agua que dio al traste con todo lo festivo que estaba preparado, algunos resaltaron la oportunidad perdida por el cardenal Blázquez de llegar mejor a los 9000 jóvenes allí reunidos.


Non solum sed etiam.


Estamos asistiendo a un canto al papel de “la familia” en estas Jornadas Mundiales de la Juventud. Por un lado la experiencia de acogida de la que están haciendo gala las familias polacas está marcando, y mucho, a los jóvenes de Vitoria que hemos confiado en sus manos. Las lágrimas derramadas en las despedidas debieron ser proporcionales al cariño creado en esos pocos días. Hasta un poco de pelusilla me daba pensar el abrazo que mi hija le habría dado a su padre “adoptivo” polaco con lo poco dada que es en casa a los gestos afectivos. Un trozo de mí viajaba a Polonia decía hace unos días, y hoy descubro que un trozo del corazón de mi hija está quedando en Polonia. Gracias al pueblo polaco por haber dado familias de referencia a nuestros hijos.

Pero el valor de la familia no se queda solo ahí. El wassap y los grupo de padres están siendo otro reflejo de la importancia de la familia en esta JMJ: en familia seguimos el día a día de nuestros hijos; en familia nos preocupamos los unos por los otros; cada una de las familias se ha visto ampliada con las familias de los otros chicos y chicas que viajan con los nuestros; en familia estamos viviendo esa hermosa realidad de Iglesia como gran familia; como dato anecdótico, formamos parte de un grupo de familias que nos denominamos “Familias Angosto” que tiene a tres de sus miembros en esta expedición y que llevan la pañoleta verde del grupo para hacernos presentes a todas estas familias allí donde ellos van.

Sin duda la familia está siendo muy importante en esta JMJ.

Un apunte a la oportunidad perdida por D. Ricardo según opiniones personales de quienes allí estaban. D. Ricardo es un buen obispo y una excelente persona, pero ello no quita para que en un momento dado no acierte. Sin duda D. Ricardo es un hombre que dice lo que piensa, pero sobre todo que piensa lo que dice. Pero las formas a veces nos pierden. Y con la juventud, y realmente con todo el mundo, la forma de llegar es muy importante, y si nuestro discurso, por muy bueno que sea suena a “rollo”, hemos perdido el viaje. Es posible que, y en la Iglesia es muy fácil caer en ello, los protocolos y el respeto a las jerarquías nos acabe provocando el error de encomendar una tarea al menos indicado en ese momento. Es decir que quizá en esta ocasión la eucaristía debería presidirla D. Ricardo, como presidente de la CEE pero la homilía la tendría que haber dado otra persona, otro obispo, un sacerdote, un diácono. Quizá alguien que haya compartido kilómetros con estos jóvenes, y no en avión.

Sí, claro que estoy pensando en el obispo de Vitoria, pero también en los muchos sacerdotes que llevan días acompañando a “sus” jóvenes, y que salieron en peregrinación desde casa. Esos seguramente hoy están más preparados para decir una palabra a los jóvenes peregrinos.

Pero bueno, estos detalles tiene que haberlos para mejorar. Hoy lo más importante y destacable es la importancia que la familia está teniendo en la JMJ.
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