A ver si faltan pastores cuando hay más zagales que nunca.

El Cuarto Domingo del Tiempo de Pascua está caracterizado por el Evangelio del Buen Pastor - en el capítulo decimo de San Juan -, que se lee cada año. El relato de hoy narra estas palabras de Jesús: « Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa» (10,27-30). En estos cuatro versículos se encuentra todo el mensaje de Jesús, está el núcleo central de su Evangelio: Él nos llama a participar en su relación con el Padre, y ésta es la vida eterna.

Así comenzaba la homilía el Papa Francisco, pero en el orbe católico son miles de homilías que al hilo de un mismo texto se claman en los templos.



La homilía que hizo el sacerdote en la misa a la que asistí con mi familia se podría resumir en una llamada a todos a ser “pastores”, a esa comunión sacerdotal a la que como bautizados estamos llamados, pero a ejercerla desde esa labor de servicio que encarna la figura del pastor. Y El sacerdote aludió a algunos grupos específicos como particularmente llamados a ser “pastores”: los catequistas, los padres de familia, los educadores, los jefes, … todo aquel a quien se le encomienda el acompañamiento y guía de otras personas.

En definitiva, todo bautizado estaríamos llamados a ser pastores.

Non solum sed etiam.

Mi deformación periodística hizo su primera y sarcástica interpretación hacia sus adentros: “al final mucho jefe para poco indio” … Bajo ese prisma la llamada universal al pastoreo no parece muy acertada.

Pero … el planteamiento me seduce y mi cabeza sigue procesando la homilía.

A ver si …

A ver si … es cierto que todos estamos llamados a ser pastores
A ver si .. cuando pedimos obreros para la mies, estamos pensando en un tipo muy concreto de obrero.
A ver si… por pastor habría que entender algo más que “varón, licenciado en teología y ungido como presbítero por el obispo”.
A ver …si es cierto que todos estamos llamados a ser pastores … la Iglesia no tenga que cambiar la definición de pastor y abrir el concepto y el ministerio a otras personas que respondan a otro perfil que no sea el de “varón, licenciado en teología y ungido como presbítero por un obispo”.

Quizá no se trate tanto de ordenar curas casados y mujeres, o quizá non solum sed etiam.


El agobio de muchos obispados se cifra en la escasez de sacerdotes para atender a las parroquias, pero no se repara en la ingente tropa de una Iglesia de base que se siente llamada al servicio y que con un simple reconocimiento y un envío personal pueden sentirse “pastores y pastoras” de pleno derecho enviados por Cristo a través de esa cadena de sucesión apostólica.

Bien es cierto que son muchos ya los que sirven sin necesidad de reconocimientos, que les basta sentirse los últimos para ser los primeros; hay mucho diácono sin diaconía expresa encomendada, hay muchas martas y marías, hay mucho voluntario trabajando en la mies y con el que el Padre ya hará cuentas al final de la jornada, … Sí, creo que a la demanda de pastores Dios ha respondido, como siempre a su manera, y hoy existe un gran número de pastores y pastoras que cuidan del rebaño como zagales al servicio de su Señor.


Quizá ese pueda ser el termino que en este mundo de nomenclaturas pudiera ayudarnos a descubrir y reconocer la labor de tantos. Sí, bien pensado yo descarté en su día ser pastor, en su acepción más eclesiástica, más tarde he seguido rechazando otras ofertas de pastoreo desde la diaconía, … ¿a ver si mi vocación es más de zagal?
¿Y tú? ¿qué te sientes más pastor o zagal?.

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