(Giovanni Maria Vian, L'Osservatore).- Pero la preocupación no equivale a pesimismo, a pesar de representaciones ya un poco gastadas que los hechos desmienten día tras día. No; Benedicto XVI no es pesimista ni está cansado, y su estilo amable de gobierno, atento y concreto, radica precisamente en lo esencial, como anticipó en el inicio del pontificado presentando su verdadero programa, o sea, el abandono a la palabra y a la voluntad del único Señor, "de tal modo que sea Él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia", dijo en la misa inaugural.
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