José Moreno Losada Todos no somos París

(José Moreno).- No es verdad...todos no somos París, ni Francia, Madrid, Londres, Siria, Sierra Leona, Lampedusa...pero el problema si es de todos, lo queramos o no. A los hechos me remito. El problema es de todos, de todos!

Ayer fue en las plazas y calles de París. Una vida humana no vale más que otra vida humana, porque la dignidad de cada una es absoluta y no tiene precio, si alguien quisiera comprarla se haría despreciable. Despreciables son todos los hechos que destruyen al ser humano en cualquiera de ellos.

Cuando a una vida humana le ponemos precio y le damos valor desde la patria, el mercado, la política, la religión, los saberes y los poderes, nos adentramos en el camino de la ideología del terror, del miedo, del muro y la muralla, de la muerte y la destrucción. Ideologías que usarán doctrinas, normas y leyes para justicarse en lo que no hay justificación, ya sean de mercado, religión, frontera, política o sanitaria.

Frente a la ideología del terror y su terrorismo -sea del tipo que sea- no vale la indiferencia ni la neutralidad. No hay humanismo sin ideología, ya lo decía Nietzsche que "quien tiene un por qué para vivir, resiste cualquier cómo". Por eso frente a la ideología del terror, necesitamos la ideología de la fraternidad, de la igualdad y de la libertad. Hemos de estar dispuestos a poner fundamento y razones a esta ideología y para esto sirven todos los materiales y todas la manos: Corán, Biblia, Enciclopedia, Filosofía, Política, Economía...Toda la tribu, con todos sus corazones y todas sus emociones. No hay humanismo sin corazón, y el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Hoy es un día para dejarnos tocar en el corazón y abrir nuestros ojos a la verdad de un mundo que necesita misericordia, sanarse, quererse, convertirse, humanizarse. Cada uno que ponga en el asador toda su carne, todo su corazón, para que no haya más corazones de piedra capaces del terror en cualquiera de sus formas, que van dejando sus muertos en plazas de París, en pateras en medio del mar, en alambradas de fronteras, en masas humanas de hambre y enfermedad.

Otro mundo es posible, y otra ideología nos hace falta, que se enraíce en el corazón de lo humano, en lo entrañable, en lo almado, en la misericordia y la compasión, para que pueda haber verdadera justicia, libertad, igualdad y paz. Mi Dios me empuja por este camino.

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