(Hilari Raguer).- El Papa Francisco ha desbloqueado la causa de beatificación del obispo Óscar Romero. Ya era hora. En la Edad Media se canonizaron rápidamente obispos que habían sido asesinados por defender de la rapacidad del soberano bienes o rentas de la Iglesia (como Tomas Becket), pero no se podía canonizar a quien murió por defenderla vida humana y proclamar el "no matarás".
El obispo Óscar Romero, en los dos últimos años de su vida, consciente de la importancia histórica del momento y también del peligro que corría, tomó la costumbre de, cada noche, antes de acostarse, grabar en cinta un resumen de lo más importante de la jornada. En 1990, a los diez años de su asesinato, la Curia arzobispal de San Salvador publicó la transcripción íntegra y fiel de aquellas cintas, sin introducción ni notas o comentarios, en un libro que no se ha divulgado en España. Lo que cuenta de Juan Pablo II puede ilustrar lo que fue su pontificado de cara a la teología de la liberación y el compromiso por la justicia y los derechos humanos: unas encíclicas bellísimas y a la vez una política oportunista.
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