Mirando al futuro Secularidad bautismal y legítima pluralidad.

(Jesús Martínez Gordo).- En los años inmediatamente posteriores a la finalización del concilio Vaticano II aparecen dos grandes cuestiones que -referidas a la identidad y espiritualidad del laicado- son objeto de atención por parte de muchas comunidades cristianas y también por parte del gobierno eclesial: la primera, centrada en la ministerialidad laical y la segunda, ocupada en reflexionar sobre su secularidad. A ellas hay que añadir, pocos años después, el problema de comunión que provoca la espiritualidad de los llamados nuevos movimientos; la petición del sacerdocio para las mujeres y la manera diferenciada de entender la presencia del laicado en el mundo: unitaria o individualmente. Estos tres últimos puntos van a experimentar un mayor (y problemático) desarrollo a lo largo del pontificado de Juan Pablo II.

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