Josep Miquel Bausset Del feliz Navidad al felices fiestas
(Josep Miquel Bausset).- Cada año cuando llega la Navidad se oyen diversas voces que reclaman dejar de lado la religión y las tradiciones cristianes, y así, en defensa de una pretendida laicidad, no felicitar la Nadal sino las fiestas. Por eso en muchos lugares (en anuncios o luces en la calle) hemos pasado de desearnos feliz Navidad, a felices fiestas.
Hace dos años en un interesante artículo de Gabriel Janer Manila (Diari de Girona 19 de diciembre de 2015) este escritor recordaba la anécdota de un profesor suyo de antropología que les decía: "No soy creyente pero sí practicante", una frase, ciertamente provocativa, contraria a la que estemos acostumbrados a oír ("Soy creyente pero no practicante").
Gabriel Janer decía que hoy hay mucha gente que "milita" en el agnosticismo cristiano, ya que son personas que sin ser cristianas valoran y defienden los principios de justicia social, de amor y de generosidad contenidos en el cristianismo que lleva el mensaje de Jesús de Nazaret, aunque a veces este mensaje lo hayamos empobrecido, maquillado o desfigurado.
La frase provocativa: "No soy creyente pero sí practicante", daba a entender una realidad irrefutable. Y es que las bases que "me han configurado, que han configurado la vida de mi pueblo, son de raíz cristiana", decía el profesor citado por Gabriel Janer. Y contaba esta anécdota: las madres de los alumnos de Rozzano, un pueblo cerca de Milán, pidieron poder cantar villancicos en la escuela. Pero el director del centro decidió renunciar a la fiesta de Navidad para destacar el sentido laico de la escuela y evitar conflictos con los alumnos de otras culturas. Las madres y el AMPA protestaron al director de la escuela por la decisión de prohibir los villancicos. Este hecho levantó una polémica y derivó en un debate sobre la defensa de la identidad cultural y la tolerancia.
Al final, contaba en aquel artículo Gabriel Janer, intervino el que fuera primer ministro italiano, Matteo Renzi, que afirmó que en Italia, ni laicos ni cristianos renunciaran nunca a la fiesta de Navidad.
El profesor Gabriel Janer recordaba también un manifiesto de los años setenta del Partido Comunista, donde se reivindicaba la enseñanza en las escuelas públicas de la Historia Sagrada, "ya que el 90% de la cultura europea no se puede entender sin un cierto conocimiento del cristianismo". Como tampoco no se puede entender sin tener en cuenta la cultura greco-romana.
La cultura navideña del País Valenciano incluye el Betlem de la Pigà o el de Tirisiti, la Adoración de los Reyes de la Canyada de Biar, los Faixos de Onil y las Aixames de Xixona, los enfarinats de Ibi y los Folls del Camp de Mirra. Por eso ¿hemos de suprimir los belenes o las cabalgatas de Reyes que son expresión de una cultura religiosa?
En un interesante artículo (Avui 25 de diciembre de 2015), el periodista valenciano y actual director de TV3 Vicent Sanchis, reivindicaba también la fiesta de Navidad sin haber de pedir perdón por el hecho de celebrarla, ni tampoco a utilizar eufemismos, como escribía Josep Mª Casasús (Avui 25 de diciembre de 2015).

También la periodista Pilar Rahola, nada sospechosa de "beata", defendía en otro artículo suyo (La Vanguardia, 17 de diciembre de 2015) la validez y la importancia de celebrar la Navidad, sin haber de disfrazarla. Rahola escribía: "Cuando yo era adolescente era un clásico despreciar la Navidad, entendida como una fiesta caduca, religiosa y tradicionalista". Y es que se criticaba "la familia, concebida como una estructura reaccionaria".
Pero con el paso del tiempo, aquellas generaciones contestatarias "no solo celebremos la Navidad, sino que hemos creído tanto en la familia", que hemos descubierto en ella "una escuela de valores". La periodista acababa su artículo denunciando "una cultura progre mal entendida, que se incomoda porque la fiesta es católica -como si dos mil años de catolicismo no fuesen nuestra cultura-". Y es que aún hay quien cree "que las tradiciones son retrógradas, cuando son señales de identidad".
También el escritor Fernando Trias de Bes (Ara, 7 de diciembre de 2015), recordaba en un artículo que la Navidad es la fiesta cristiana donde "recordamos el nacimiento de Jesucristo". Por eso "aunque solo sea por respeto a la historia y a la tradición judeocristiana a la cual pertenecemos, los motivos" de las luces en las calles durante estos días, "han de guardar relación con lo que celebramos". Y es que en determinadas calles de Barcelona, entre ellas el Paralelo, como decía Trias de Bes, se habían puesto luces con cabareteras y las típicas estrellas de un camerino. Trias de Bes recordaba que el Mesías trajo "un mensaje de esperanza y de amor" y "su legado es parte de nuestra forma de vivir".
Este articulista defendía que "buscar una laicidad legítima no ha de llevarnos a perder la esencia de las fiestas ni su contenido que, religioso o no, es el sentido de la Navidad, un sentido que se mantiene incluso dentro de la laicidad". Trias de Bes acababa lamentándose del texto del Ayuntamiento de Barcelona que para anunciar la Navidad decía que era el tiempo "donde la luz de la ciudad, producida simbólicamente por la fuerza de sus habitantes, lucha contra la oscuridad del invierno y del pasado. Pues no", decía Trias. "No celebramos eso. Celebramos la Navidad. No hace falta creer en Jesucristo para decirlo. Solo en su mensaje de amor".
Algunos se obstinan en difuminar o maquillar la Navidad, como si los siglos de cultura cristiana, como decía Pilar Rahola o Trias de Bes, no hubiesen configurado el pasado y el presente de un pueblo.
Suprimir la referencia religiosa a la Navidad sería, como hizo el PP valenciano, suprimir del 9 de Octubre toda referencia al rey Jaume I y a los repobladores catalanes, que en el siglo XIII nos trajeron a los valencianos la lengua, la civilización y la fe. Por eso he encontrado tan importante que el Conseller valenciano de Cultura, Vicent Marzà y el regidor de Castelló de la Plana, Enric Porcar, participen cada año, sin ningún tipo de vergüenza, en el Betlem de la Pigà. O los villancicos tradicionales del Ayuntamiento de València.
Hay mucha gente que es creyente pero no practicante, pero también hay mucha más que es practicante sin ser creyente y por eso celebra la Navidad.
A todos os deseo que el Niño Dios os llene de su paz para que podamos llevar al mundo la luz del Evangelio y el amor a nuestros hermanos.
